APUNTE.COM.DO. SANTO DOMINGO. - “Tener paciencia”. Un consejo simple, pero cada vez más difícil de aplicar en una sociedad que corre sin detenerse.
En distintos sectores sociales y religiosos se alerta que la prisa constante está deteriorando la convivencia. Consejeros familiares afirman que la impaciencia multiplica los conflictos y afecta la estabilidad emocional.
Especialistas recuerdan que la OMS ha vinculado el aumento de la ansiedad con la presión por respuestas inmediatas. La rapidez, aseguran, se ha convertido en una carga para jóvenes y adultos.
Las iglesias continúan llamando a la calma. Líderes espirituales citan textos como Salmos 37:7, que invita a esperar con fe y serenidad. Para ellos, este mensaje sigue siendo una brújula en medio del ruido moderno.
En comunidades del Gran Santo Domingo surgen iniciativas para promover la tolerancia. Dirigentes barriales explican que la falta de paciencia convierte cualquier desacuerdo en una disputa mayor.
En medio de un mundo acelerado, la invitación es clara: detenerse, respirar y confiar en el proceso.
COMENTARIO DE RAMIRO ESTRELLA, PERIODISTA Y ABOGADO, DIRECTOR EJECUTIVO DE APUNTE.COM.DO:
“La paciencia no es pasividad. Es sabiduría. En el derecho, en la vida y en la sociedad, apresurarse es casi siempre el camino más corto hacia el error. Esperar el momento oportuno es parte esencial de actuar con inteligencia.”