APUNTE.COM.DO. SANTO DOMINGO. -El viejo refrán “no hay mal que por bien no venga” vuelve a cobrar fuerza en un mundo sacudido por crisis económicas, conflictos geopolíticos y fenómenos naturales cada vez más extremos.
En medio de estas dificultades, organismos internacionales destacan que muchas naciones han encontrado oportunidades inesperadas para mejorar sistemas, innovar y replantear modelos de desarrollo.
La ONU señala que la pandemia, aunque devastadora, impulsó avances acelerados en salud digital, telemedicina y cooperación científica global. También motivó reformas laborales y un replanteamiento del bienestar social.
En Europa, la guerra en Ucrania obligó a los países a acelerar la transición hacia energías renovables, reduciendo en tiempo récord la dependencia del gas ruso. Lo que comenzó como un golpe económico se transformó en un motor de innovación energética.
En América Latina, las presiones inflacionarias impulsaron a varios gobiernos y bancos centrales a implementar políticas fiscales más estrictas y a diversificar sus economías. Economistas afirman que estos ajustes podrían generar estabilidad a largo plazo.
Expertos de Harvard y del Foro Económico Mundial coinciden en que, frente a la adversidad, los países más resilientes son aquellos que convierten la crisis en oportunidad. Lo mismo aplica para empresas y ciudadanos.
Así, el refrán popular vuelve a tener vigencia: la adversidad puede abrir puertas inesperadas y servir como catalizador para cambios profundos.
Comentario de Ramiro Estrella, periodista y abogado, director ejecutivo de Apunte.com.do:
“En tiempos turbulentos, el mundo ha demostrado que la resiliencia no es solo una respuesta emocional, sino una estrategia de supervivencia. Las naciones, al igual que las personas, encuentran luz en medio de la oscuridad. Por eso, no hay mal que por bien no venga: lo importante es saber leer las oportunidades que nacen del caos.