APUNTE.COM.DO, Santo Domingo.– “Nunca discuta con un ignorante, porque lo arrastrará a su terreno y allí le ganará con su experiencia”. Este viejo refrán, cargado de sabiduría popular, sigue más vigente que nunca en tiempos donde las redes sociales, la política y hasta la vida cotidiana se convierten en escenarios de debates interminables.

La expresión no se trata de un simple consejo de prudencia, sino de un recordatorio sobre la importancia de elegir con quién vale la pena dialogar. Un ignorante no es solamente quien carece de conocimientos, sino también aquel que, aun enfrentado a la verdad, se niega a escuchar, aprender o razonar.

Los especialistas en comunicación y psicología social señalan que discutir con alguien que se niega a comprender resulta estéril. No se trata de intercambiar ideas, sino de defender posiciones con terquedad, y en ese terreno, la razón siempre pierde frente al ruido.

En la vida diaria, esta enseñanza aplica en todos los ámbitos:

En la política, donde abundan discusiones vacías cargadas de insultos y descalificaciones.

En el trabajo, cuando una persona prefiere imponer su opinión sin argumentos.

En las redes sociales, donde las polémicas se convierten en campo fértil para la desinformación y la confrontación innecesaria.


La mejor estrategia ante estos escenarios no es la confrontación, sino la prudencia. El silencio, muchas veces, se convierte en la respuesta más sabia y contundente. Ceder el terreno no significa perder, sino evitar el desgaste y conservar la paz emocional.

En conclusión, no todo debate merece atención ni toda palabra necesita respuesta. La madurez consiste en distinguir cuándo vale la pena dialogar y cuándo lo más sensato es apartarse. Después de todo, como enseña el refrán, discutir con un ignorante solo conduce a un terreno en el que la razón nunca podrá florecer.