APUNTE.COM.DO, SANTO DOMINGO, R. D. – En una época donde la prisa y la incertidumbre parecen dominarlo todo, detenerse a vivir el presente es un acto de sabiduría. La mayoría de las personas viven pensando en lo que falta, en lo que podría salir mal o en lo que aún no llega.

Sin embargo, la verdadera riqueza no está en lo que esperamos, sino en lo que somos capaces de disfrutar hoy. Aprovechar el presente es darle valor a lo que tenemos y dejar de posponer la felicidad para un mañana que nadie puede garantizar.

Vivir el presente no significa descuidar el futuro. Significa comprender que cada día es una oportunidad para construirlo con serenidad, esfuerzo y esperanza. Las decisiones del hoy son los cimientos del mañana.

Preocuparse menos por el futuro es una forma de liberar la mente del miedo y del control excesivo. No se trata de ignorar los problemas, sino de asumirlos con equilibrio y confianza en que cada etapa tiene su propio propósito.

Los expertos en salud mental coinciden en que vivir el momento reduce la ansiedad, mejora la concentración y fortalece las relaciones personales. Cuando estamos plenamente presentes, escuchamos mejor, comprendemos más y reaccionamos con calma.

También es una actitud que fomenta la gratitud. Cada día ofrece algo valioso, incluso en medio de las dificultades. Reconocerlo nos permite disfrutar de lo simple: una conversación sincera, una sonrisa, un amanecer o un logro pequeño que nos impulsa a seguir.

Ramiro Estrella, periodista y abogado, director ejecutivo de Apunte.com.do, afirma que aprender a vivir el presente es una muestra de inteligencia emocional. “El que sabe disfrutar lo que tiene, vive con menos miedo y más esperanza. No es conformismo, es sabiduría”, expresó.

Vivir el presente es, en definitiva, una inversión para un futuro en paz. Porque quien aprende a valorar el hoy, siempre encontrará razones para sonreír mañana.

El futuro se alcanza un día a la vez, y cada día bien vivido es una victoria silenciosa del alma.