Por Ramiro Estrella
Apunte.com.do

La quiero con toda la piel de mi alma

No es un poema, aunque podría serlo. No es una canción, aunque merecería música. Es simplemente una frase que, cuando se dice con el corazón en la mano, lo dice todo: "La quiero con toda la piel de mi alma."

No hay cifras, no hay estadísticas, no hay encuestas. Solo hay una verdad que se asoma entre los labios y late con fuerza en el pecho. Porque a veces, querer no se mide con palabras grandes, sino con sentimientos sinceros, de esos que atraviesan la carne y se instalan en el alma.

La frase ha empezado a circular en redes, tímida al principio, pero ahora con la fuerza de un susurro colectivo que quiere decir más de lo que el lenguaje común permite. ¿Cómo se quiere con la piel del alma? Se quiere con ternura, con respeto, con presencia. Se quiere más allá del cuerpo, más allá de lo físico. Se quiere desde un lugar donde solo el amor habita sin condiciones.

En un mundo donde muchas veces el amor se confunde con posesión, y el cariño se diluye entre likes y mensajes vacíos, decir "La quiero con toda la piel de mi alma" es una declaración de resistencia emocional. Un grito manso que prefiere la verdad antes que la apariencia.

El autor de la frase –que podría ser cualquiera de nosotros– nos recuerda que amar es también una forma de compromiso. No se trata solo de estar; se trata de sentir, de cuidar, de construir. De reconocer que el amor auténtico no siempre necesita testigos, pero sí necesita raíces.

Y quizás por eso, esa frase tan sencilla se vuelve tan poderosa. Porque no está escrita para sonar bien, sino para sentirse bien. Para que quien la reciba entienda que, en tiempos tan veloces y frágiles, aún hay quienes aman despacio, profundo… y con toda la piel del alma.