Página Abierta: “Estabilidad macroeconómica para la innovación y el crecimiento en la Economía Dominicana»

Por Osvaldo Lagares, Ph.D.

El Banco Central de la República Dominicana en interés de mantener debidamente informados a los agentes económicos y al público en general presenta un breve análisis sobre la relevancia de mantener la estabilidad macroeconómica para fomentar la innovación y el crecimiento de la economía dominicana, conforme a las recomendaciones planteadas por los ganadores del Premio Nobel de Economía 2025.

Como ha destacado el Sr. Gobernador en su discurso del septuagésimo octavo aniversario del Banco Central, el progreso tecnológico y el crecimiento económico dependen del empeño y la energía que dediquemos para comprender el mundo que nos rodea; y, sobre todo, del éxito en convertir ese conocimiento en mayor desarrollo y en un mejor nivel de vida.

1- La contribución de Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt

Los laureados del Premio Nobel de Economía 2025 han contribuido a la literatura económica al demostrar que el crecimiento económico se puede sostener cuando las tecnologías nuevas reemplazan a las antiguas, en un proceso conocido como destrucción creadora.

La contribución de Joel Mokyr se basó en investigaciones históricas sobre las causas del crecimiento, demostrando que el conocimiento es el motor fundamental de la innovación y el cambio tecnológico.

La creación sucesiva de conocimiento útil, como lo plantea Mokyr, implica que debemos distinguir entre un conocimiento proposicional, el cual se refiere a la descripción de las regularidades del mundo natural y la explicación de por qué las cosas funcionan de cierta manera; así como al conocimiento prescriptivo—o más bien práctico—el cual plantea las instrucciones, recetas y vías prácticas para realizar las acciones necesarias a fin de promover la competencia e innovación en los mercados, lo cual posibilite el crecimiento.

La contribución de Philippe Aghion y Peter Howitt se fundamentó en su artículo de 1992 donde formalizan un modelo matemático para explicar el proceso de destrucción creadora; concepto planteado décadas antes por Joseph Schumpeter.

En su libro Teoría del desarrollo económico: una investigación sobre ganancias, capital, crédito, interés y ciclo económico (1911), Schumpeter expuso su concepción de la economía como una “corriente circular” que, a lo largo del tiempo, puede ser alterada por la innovación y el cambio tecnológico, destacando el rol del crédito y las tasas de interés en la financiación de las innovaciones y el ciclo económico para las empresas.

La vinculación con el sistema financiero y el rol en América Latina

La teoría de planteada por Aghion y Howitt destaca que los ahorros de los agentes económicos (hogares) son los que financian mayormente las inversiones en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías. Sin embargo, estos ahorros dependen a su vez de las tasas interés prevalecientes en los mercados financieros; por lo que el ahorro, la inversión y el sector financiero no deben examinarse de manera aislada.

En ese orden, existe un mecanismo de transmisión importante a través del sistema financiero, para financiar la adquisición de capital y nuevas tecnologías, los cuales expandan las fronteras de posibilidades de producción.

En los estudios sobre el rol de la incertidumbre y la volatilidad en el crecimiento económico, Phillippe Aghion, entre otros autores, plantean que la volatilidad cambiaria puede afectar el crecimiento de la productividad, siendo el efecto dependiente del nivel de desarrollo financiero de los países.

Para América Latina, la literatura económica sugiere que la estabilidad monetaria, cambiaria y financiera puede ser la mejor estrategia de política económica para fomentar la inversión en capital y nuevas tecnologías, a fin de alcanzar un crecimiento económico sostenible que alivie la pobreza y conduzca a la convergencia hacia los niveles de ingresos de las economías avanzada.

2- Políticas para la estabilidad y el crecimiento en la República Dominicana

En los últimos años, la República Dominicana ha exhibido una estabilidad económica ejemplar debido a la implementación oportuna de medidas de política monetaria, cambiaria y financiera adoptadas por el Banco Central, conforme a las disposiciones de la Junta Monetaria.

En ese sentido, la implementación del Esquema Metas de Inflación por parte del Banco Central en 2012 marcó un hito trascendental en términos de política para promover la estabilidad y el crecimiento en la economía dominicana.

A través de una política monetaria que procura mantener la estabilidad de precios, las tasas de interés se han moderado, las fluctuaciones cambiarias se han reducido y se ha gestionado adecuadamente la liquidez de los intermediarios financieros.

En términos de la regulación financiera y la supervisión basada en riesgos, la Junta Monetaria ha modernizado los Reglamentos Monetarios y Financieros para procurar el normal funcionamiento del sistema financiero en entorno de competitividad y eficiencia, reduciendo los factores de riesgo—tales como el riesgo de crédito, liquidez, mercado y riesgos operacionales—a fin de promover el financiamiento apropiado de las actividades productivas.

En efecto, se han realizado las actualizaciones necesarias al Reglamento Cambiario (2025), Sistema de Pagos (2025), Auditorías Externas (2019), Microcréditos (2018), Seguridad Cibernética y de la Información (2018), Evaluación de Activos (2017), Gestión Integral de Riesgos (2017), entre otros de igual relevancia, para continuar adecuando la normativa local a las disposiciones del Macro Regulador Internacional para los Bancos propuesto por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, el cual procura mantener la estabilidad del sistema financiero internacional.

La Administración Monetaria y Financiera se advocó además a la creación del Comité de Políticas Macroprudenciales y Estabilidad Financiera en 2017, integrado por el Banco Central y la Superintendencia de Bancos, para examinar la estabilidad del sistema financiero dominicano, así como las medidas de política macroprudencial que sean necesarias para reducir y mitigar el riesgo sistémico; esto es el riesgo de interrupción generalizada de la prestación de servicios financieras, el cual puede tener consecuencias para la economía real.

Los resultados de las medidas de política adoptadas y su incidencia en la estabilidad son publicados anualmente los Informes de Estabilidad Financiera del Banco Central.

El enfoque de las medidas de política monetaria y financiera en la estabilidad ha rendido los resultados esperados en la economía.

En efecto, la inflación—que durante la década de los 90’s promediaba 14.5% y en la antesala de la crisis financiera global de 2009 se situaba en 5.8%—se ha mantenido estable en torno al centro de rango meta de 4.0% ± 1.0% desde 2012, ubicándose en 4.23% interanual a octubre 2025, dentro del referido rango.

A su vez, el tipo de cambio ha mantenido una variación cambiaria promedio interanual de 3.6% desde 2012; en contraste con una depreciación promedio anual que se ubicaba en 11.3% durante la primera década de 2000. En ese orden, la reducción de la volatilidad de la tasa de cambio ha brindado certidumbre a los agentes económicos para planificar sus operaciones comerciales con un adecuado flujo de divisas.

Los programas de provisión de liquidez han promovido la reducción de las tasas de interés del sistema financiero, apoyando el mecanismo de transmisión de la política monetaria.

En efecto, el promedio de las tasas de interés activas y pasivas se han reducido de 27.6% y 15.6% durante los años 90’s, a 13.3% y 6.4% durante el período 2012-2024, respectivamente, situándose en 13.6% y 6.3% en el transcurso de noviembre de 2025, apoyando el mecanismo de transmisión de la política monetaria para que la economía retorne a su senda de crecimiento potencial en 2026.

A su vez, las medidas de regulación financiera han robustecido la gestión de riesgos de las entidades de intermediación financiera, las cuales exhiben una fortaleza patrimonial considerable y han contribuido, con su capacidad profesional e innovativa, a la resiliencia general que exhibe la economía dominicana.

En ese tenor, sus niveles de capital superan el 6.0% del PIB, sustentados en una rentabilidad del patrimonio (ROE) de 21.7% y del activo (ROA) de 2.6% al cierre de septiembre de 2025.

A su vez, el coeficiente de solvencia se ubica en torno a 18.4%, conforme a las últimas informaciones disponibles de la Superintendencia de Bancos.

Apostar por la estabilidad ha sido determinante para la sostenibilidad del crecimiento y la financiación del desarrollo en la economía dominicana.

Las medidas de políticas implementadas han coadyuvado a que el crecimiento promedio de la economía dominicana se haya mantenido sostenible, pasando de un promedio de 4.3% durante la primera década del año 2000 a un crecimiento promedio de 4.9% desde 2010, con expectativas de que se mantengan entre 4.0% y 5.0% para 2026.

En ese orden, el PIB per cápita ha pasado de US$2,659 a finales de los 90’s, a US$5,680 en 2010 y US$11,541 en 2024, más que duplicándose desde la implementación del Esquema de Metas de Inflación, convirtiéndose el país en una economía de ingresos medios, conforme a la clasificación del Banco Mundial.

Los resultados planteados por las investigaciones de los laureados del Premio Nobel de Economía 2025, así como la evidencia histórica para la economía dominicana, sugieren que la adquisición de capital y la adopción de nuevas tecnologías resultan ser tan vitales para el crecimiento como la adopción de políticas para promover la estabilidad macroeconómica, a fin de fomentar el alivio de la pobreza y la financiación del desarrollo para acelerar la convergencia hacia los niveles de ingreso de las economías avanzadas.

En ese orden, mantener la estabilidad monetaria y financiera es vital para la innovación, la sostenibilidad del crecimiento y para el desarrollo económico nacional.

“El innovador no es necesariamente un inventor. Es un emprendedor que crea mercados…”

Joseph Schumpeter.