APUNTE.COM.DO. SANTO DOMINGO. – La canela, una de las especias más antiguas y apreciadas del mundo, ha pasado de ser un condimento aromático a ocupar un lugar destacado en la medicina natural. Pero, entre tantas afirmaciones sobre sus propiedades, surgen preguntas: ¿qué es cierto y qué no sobre sus beneficios?
En la República Dominicana, es común escuchar que la canela “cura casi todo”, desde problemas digestivos hasta enfermedades más complejas. Sin embargo, los expertos aclaran que, aunque tiene propiedades reales y útiles, también hay mitos que deben desmentirse.
Verdades comprobadas
Diversos estudios científicos confirman que la canela contiene antioxidantes que ayudan a combatir los radicales libres, responsables del envejecimiento celular. Además, puede contribuir a reducir los niveles de azúcar en sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina, siendo útil para personas con prediabetes.
También se ha demostrado que posee propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y antifúngicas, lo que la convierte en un apoyo natural frente a infecciones leves. Su aroma, por otro lado, favorece la concentración y ayuda a disminuir el estrés.
Mitos populares
No todo lo que se dice sobre la canela es cierto. No hay evidencia científica que respalde que “quema grasa” o que “cura enfermedades crónicas” como la hipertensión o la artritis. Tampoco rejuvenece la piel ni sustituye tratamientos médicos.
Otro error común es creer que mientras más se consuma, mejor. En realidad, el exceso puede ser perjudicial. La variedad más común, conocida como cassia, contiene cumarina, una sustancia que en grandes cantidades puede dañar el hígado.
Recomendación médica
Los nutricionistas recomiendan consumirla con moderación, no más de media cucharadita diaria, preferiblemente en infusiones, postres o comidas ligeras. También advierten que las personas con problemas hepáticos o que toman medicamentos anticoagulantes deben evitar su consumo frecuente.
En definitiva, la canela puede ser una aliada del bienestar si se utiliza con equilibrio y conocimiento. Su verdadero poder está en su uso responsable, no en los mitos que la rodean.