APUNTE.COM.DO. SANTO DOMINGO, RD – En la vida y en los negocios, existe un principio que nunca pasa de moda: “No dejar camino real por vereda”. Esta expresión popular nos recuerda que lo seguro y probado suele ser más recomendable que lo incierto y arriesgado, especialmente cuando se enfrentan decisiones importantes que pueden afectar nuestro futuro personal, laboral o financiero.

El dicho, ampliamente utilizado en la República Dominicana y en otras regiones de habla hispana, aplica tanto en la vida cotidiana como en situaciones empresariales, legales y sociales. Según expertos en comportamiento humano, el riesgo no siempre garantiza mejores resultados, y muchas veces, quienes abandonan lo seguro en busca de atajos o soluciones rápidas terminan enfrentando pérdidas significativas.

Ejemplos de la vida cotidiana:

Un estudiante que deja la universidad tradicional, con un plan de estudios probado, para seguir un curso experimental sin reconocimiento académico, corre el riesgo de perder tiempo y recursos valiosos.

Una persona que abandona un empleo estable con beneficios y seguridad para emprender un negocio sin experiencia previa puede encontrarse con dificultades económicas inesperadas.

En relaciones personales, alejarse de amistades o familiares confiables por la promesa de nuevas amistades “emocionantes” pero inestables, muchas veces termina en decepción.


Casos prácticos en la economía y los negocios:

Empresas que abandonan proveedores confiables por buscar alternativas más baratas pueden enfrentar retrasos en entregas o productos de mala calidad, afectando su reputación.

Inversionistas que migran sus recursos de instrumentos seguros, como bonos o fondos certificados, hacia criptomonedas o esquemas de alto riesgo sin la preparación adecuada, han sufrido pérdidas millonarias.


Los analistas señalan que el camino real no es sinónimo de estancamiento; más bien, representa una ruta con experiencia, respaldo y seguridad. La vereda, aunque pueda parecer atractiva por su novedad, muchas veces es sinuosa, incierta y con riesgos ocultos.

El dicho también se extiende a la política y la administración pública. Proyectos que cambian constantemente de estrategia o funcionarios que abandonan procedimientos probados por iniciativas improvisadas, suelen generar costos adicionales, retrasos y descontento social.

En conclusión, “no dejar camino real por vereda” es más que un refrán: es un recordatorio sobre la prudencia, la planificación y el valor de las decisiones informadas. Aprender a equilibrar innovación con experiencia puede marcar la diferencia entre el éxito sostenido y el fracaso evitable.