APUNTE.COM.DO.- SANTO DOMINGO, RD.– Dormir es una de las funciones más esenciales para el bienestar físico y mental. Sin embargo, muchas personas, incluso después de haber tenido un descanso nocturno completo, sienten la necesidad de dormir una siesta durante el día. ¿Es esto una señal de que el cuerpo necesita más sueño o simplemente una costumbre cultural? La ciencia tiene algunas respuestas.

Según estudios de la National Sleep Foundation, las siestas no son necesariamente una señal de que el descanso nocturno fue insuficiente. Más bien, se relacionan con los ritmos circadianos, que son los ciclos naturales de sueño y vigilia del organismo. Estos ritmos tienden a generar una leve somnolencia entre el mediodía y las primeras horas de la tarde, lo que explica por qué algunas personas sienten la necesidad de descansar a pesar de haber dormido lo suficiente. Investigaciones también señalan que esta caída de energía está vinculada a la temperatura corporal, que tiende a descender en ese momento del día, induciendo al cuerpo a entrar en un estado de relajación que puede facilitar el sueño.

Los expertos recomiendan siestas cortas, de entre 10 y 30 minutos, para mejorar la concentración, el estado de ánimo y el rendimiento cognitivo. Dormir más tiempo durante el día podría alterar el ciclo nocturno y dificultar el descanso profundo. Además, una siesta breve puede estimular la creatividad, reforzar la memoria a corto plazo y ayudar a reducir el estrés, ya que el cerebro aprovecha este lapso para “organizar” información y procesar emociones. Por eso, en entornos de alta exigencia, como empresas tecnológicas o equipos deportivos de alto rendimiento, se ha convertido en una práctica respaldada por la ciencia.

Especialistas en salud del sueño también indican que las siestas pueden ser beneficiosas para personas que tienen horarios laborales exigentes, trabajan de noche o sufren trastornos del sueño. Sin embargo, si la somnolencia diurna es constante y excesiva, puede ser un signo de problemas médicos, como apnea del sueño o insomnio crónico, y se recomienda acudir a un especialista.

En culturas como la española y algunas latinoamericanas, la siesta es una tradición profundamente arraigada. Pero la ciencia señala que este hábito no es una necesidad universal: depende del estilo de vida, la calidad del sueño nocturno y las exigencias físicas y mentales de cada persona.

En conclusión, el cuerpo no siempre “necesita” una siesta después de dormir, pero un descanso breve a mitad del día puede ser una herramienta poderosa para mantener el bienestar y la productividad.