APUNTE.COM.DO, SANTO DOMINGO. -Llegar tarde a reuniones, citas o encuentros sociales es un hábito que genera molestias y, en muchos casos, conflictos personales o laborales. Sin embargo, la ciencia explica que no siempre se trata de una falta de respeto o de organización, sino de factores psicológicos y neurológicos que influyen en la percepción del tiempo y en los hábitos de cada persona.

Estudios de psicología y neurociencia han demostrado que algunas personas tienen lo que se llama una “percepción optimista del tiempo”. Este rasgo hace que subestimen el tiempo necesario para trasladarse o cumplir con ciertas tareas, creyendo que “tienen tiempo de sobra”. Como resultado, estas personas suelen salir de casa más tarde de lo recomendable, confiando en que llegarán a tiempo.


Factores psicológicos detrás de la impuntualidad

1. Personalidades optimistas y creativas
Investigaciones de la Universidad Estatal de San Diego revelan que quienes tienen personalidades más relajadas y creativas tienden a ver el tiempo como algo flexible. Para ellos, diez minutos pueden parecer cinco, lo que favorece los retrasos.


2. Procrastinación y ansiedad
Otras personas retrasan su salida por hábitos de procrastinación, como “hacer una tarea más” antes de salir. En algunos casos, también influye la ansiedad social: llegar tarde se convierte en una forma inconsciente de evitar la espera o el contacto temprano con otros.


3. Ritmos biológicos
El cronotipo o “reloj biológico” también juega un papel. Quienes tienen un cronotipo vespertino (más activos de noche) suelen tener más dificultades para organizarse temprano y llegar puntual a reuniones matutinas.


El impacto social y profesional

Aunque existen explicaciones científicas, la impuntualidad sigue siendo vista como una falta de respeto y organización. En entornos laborales, llegar tarde de forma habitual afecta la imagen profesional y puede generar desconfianza. En la vida social, puede interpretarse como desinterés o descortesía.


Recomendaciones para mejorar la puntualidad

Los expertos sugieren algunas estrategias simples:

Anticipar el tiempo de preparación y traslado: salir al menos 15 minutos antes de lo previsto.

Planificar con alarmas: usar recordatorios en el celular para cada etapa previa a salir.

Reconocer los hábitos personales: aceptar que la percepción del tiempo puede fallar y compensarlo con organización.


En resumen, llegar tarde no siempre significa falta de respeto; en muchos casos, es el resultado de cómo funciona nuestro cerebro. Sin embargo, hacer un esfuerzo consciente por ser puntual es una señal de cortesía y profesionalismo que todos valoran.