APUNTE.COM.DO, Santo Domingo. – Para muchos, acompañar el café con galletas es un ritual cotidiano. Lo que parece un placer inofensivo puede convertirse, sin embargo, en un enemigo silencioso de la salud.

Nutricionistas advierten que el exceso de azúcar y carbohidratos refinados presentes en la mayoría de las galletas, sumado a la cafeína del café, genera un “subidón” momentáneo de energía, seguido de caídas bruscas de glucosa, ansiedad, insomnio y, a largo plazo, un mayor riesgo de sobrepeso, diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares.

“Es como encender un fuego con papel: rápido, intenso, pero que se apaga enseguida y deja consecuencias”, explica un especialista en metabolismo consultado. “El cuerpo recibe un estímulo inmediato, pero sin nutrientes de calidad que sostengan el rendimiento durante el día”.

En el contexto dominicano, este hábito está profundamente arraigado en hogares, oficinas y reuniones sociales. Muchos lo consideran un acompañante indispensable de la jornada laboral o de la charla matutina con amigos, sin pensar en sus efectos acumulativos sobre la salud.

Estudios recientes muestran que el consumo frecuente de galletas procesadas puede alterar los niveles de colesterol y triglicéridos, incrementar la inflamación en el organismo y afectar la función intestinal. Mientras tanto, el café en exceso puede provocar hipertensión, palpitaciones y problemas digestivos, especialmente en personas sensibles a la cafeína.

Los especialistas recomiendan convertir este hábito en una opción ocasional y optar por alternativas más saludables: frutas frescas, frutos secos, panes integrales o incluso galletas artesanales con menor contenido de azúcar. Complementar el café con agua y mantener horarios regulares de alimentación ayuda a equilibrar el efecto de la cafeína y reducir los picos de azúcar en sangre.

Lo cotidiano, advierten los expertos, puede convertirse en un riesgo silencioso: un simple café con galletas puede dar un impulso inmediato, pero a largo plazo, su consumo indiscriminado puede transformar un placer matutino en un daño permanente para el organismo.