APUNTE.COM.DO | REDACCIÓN DEPORTIVA. BOSTON, EE.UU. – El romance entre Rafael Devers y los Medias Rojas de Boston llegó a su fin. Y no fue por rendimiento ni por falta de talento. Fue por actitud.
El equipo de la Liga Americana oficializó este domingo el cambio del jugador dominicano a los Gigantes de San Francisco, luego de semanas de tensiones internas, decisiones difíciles y un ambiente que ya no daba para más. Boston, simplemente, no le perdonó los desaires.
El jugador que dijo “no”
Todo comenzó con una simple sugerencia: mover a Devers de la tercera base al puesto de bateador designado. La intención del equipo era proteger su físico y mejorar la defensa. Pero el dominicano fue claro: “De tercera no me mueven”. Luego, se le planteó jugar en la primera base, tras la lesión de Triston Casas, y tampoco aceptó.
Su negativa rotunda, tanto en público como en privado, fue vista por muchos dentro del club como una señal de rebeldía y falta de compromiso. Y aunque seguía bateando —con 15 cuadrangulares y promedio de .272 en lo que va de temporada— la paciencia de la directiva se agotó.
El cambio: de Boston a San Francisco
La operación se cerró el domingo 15 de junio:
Rafael Devers va a los Giants, mientras que Boston recibe a:
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Jordan Hicks, relevista con brazo potente.
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Kyle Harrison, lanzador zurdo joven con gran proyección.
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James Tibbs III, jardinero y prospecto número 4 de San Francisco.
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José Bello, lanzador dominicano de ligas menores.
Además, Boston se libera de más de 250 millones de dólares correspondientes al contrato de Devers, quien había firmado una extensión por 10 años y más de 313 millones.
Reacciones divididas
En Boston, muchos fanáticos están furiosos. Tras perder a Mookie Betts y Xander Bogaerts en temporadas anteriores, ahora se suma Devers. Algunos lo ven como otra pérdida irremediable, mientras otros aplauden que el equipo priorice la disciplina y el orden interno.
En San Francisco, la historia es distinta. Celebran la llegada de un bate zurdo con poder y experiencia, que puede marcar la diferencia en una división altamente competitiva. “Este es el tipo de jugador que te cambia una temporada”, dijo el dirigente Bob Melvin. Buster Posey, ícono del club y hoy ejecutivo, también elogió el movimiento.
¿Qué le espera a Devers?
Aunque llega como estrella, el dominicano no tendrá asegurada la tercera base, ya que los Giants cuentan con Matt Chapman. Sin embargo, su bate lo colocará en el corazón de la alineación desde el primer día.
Devers, de 28 años, aún no ha ofrecido declaraciones tras el cambio. Pero sabe que tiene la oportunidad de relanzar su carrera en un nuevo mercado, con menos presión y un clubhouse diferente.
¿Ganó alguien? ¿Perdió alguien?
El tiempo dirá. Boston apuesta a la reconstrucción y a jugadores jóvenes que encajen en su nueva filosofía. San Francisco, por su parte, tira los dados con un jugador caro, talentoso y emocionalmente complejo.
Lo que está claro es que el ciclo de Rafael Devers en Boston terminó por la puerta trasera, no por estadísticas, sino por una desconexión total entre lo que el equipo necesitaba y lo que el jugador estaba dispuesto a dar.
Y como suele ocurrir en el béisbol... a veces no es suficiente con batear.