Tras obtener resultados exitosos en tejidos humanos cultivados en laboratorio y en modelos animales, un equipo internacional de científicos se prepara para dar el siguiente paso: iniciar ensayos clínicos en seres humanos en el año 2027, un hecho que podría marcar un antes y un después en la historia de la medicina.
El estudio, liderado por el Instituto Buck para la Investigación del Envejecimiento en California, y respaldado por genetistas de Japón, tiene como base una técnica revolucionaria conocida como reprogramación epigenética parcial, que ha logrado revertir el envejecimiento celular en un 30% sin provocar efectos secundarios ni riesgos oncológicos.
Los primeros ensayos clínicos estarán enfocados en pacientes con progeria, una rara enfermedad genética que causa envejecimiento prematuro. De tener éxito, los investigadores planean expandir el tratamiento a personas mayores con enfermedades relacionadas con la edad.
Este tipo de terapia tiene el potencial de transformar radicalmente el abordaje de enfermedades degenerativas como el Alzheimer, la diabetes tipo 2, las afecciones cardiovasculares y otras patologías vinculadas al deterioro del organismo con el paso del tiempo. Además, se espera que alivie significativamente la presión sobre los sistemas de salud pública, al reducir la incidencia de enfermedades crónicas y permitir que más personas envejezcan con salud y autonomía.
Varias compañías de biotecnología ya están invirtiendo grandes sumas de dinero para acelerar el desarrollo y futura comercialización de estas terapias, lo que sugiere un interés creciente por parte del sector privado en una medicina que no solo cura, sino que también rejuvenece.
No obstante, expertos en bioética insisten en que este tipo de avances deben ir acompañados de marcos regulatorios estrictos y políticas de acceso equitativo, para evitar que la longevidad saludable se convierta en un privilegio reservado para las élites.