Por Ramiro Estrella / Apunte.com.do

Netflix revive uno de los crímenes más fríos y calculados de los últimos años con la película “La viuda negra”,  basada en el caso real ocurrido en el barrio de Patraix, Valencia, en 2017. Lo que a simple vista parecía un crimen pasional, terminó destapando una red de mentiras, manipulación emocional y traición disfrazada de amor.

La historia real tiene nombre y apellidos: María Jesús Moreno Cantó, conocida como “Maje”, y su amante, Salvador Rodrigo Lapiedra. Ella, una enfermera que mantenía relaciones con al menos cinco hombres a la vez; él, un técnico de quirófano enamorado y dispuesto a todo por ella. Incluso a matar.

El 16 de agosto de 2017, Antonio Navarro, esposo de Maje, fue asesinado brutalmente en el garaje de su residencia. En principio, Salvador asumió toda la responsabilidad del crimen. Se declaró autor material y afirmó haber actuado solo. Pero en el juicio final, el giro fue inesperado: confesó que Maje había sido la autora intelectual, la mente detrás del plan, la mujer que lo había manipulado con promesas y falsas lágrimas para que cometiera el asesinato.

Condenas impuestas por la justicia

Este testimonio cambió el rumbo del juicio. En 2021, la Audiencia de Valencia dictó sentencia firme:

  • María Jesús Moreno Cantó (Maje) fue condenada a 22 años de prisión como autora intelectual del asesinato.

  • Salvador Rodrigo Lapiedra recibió una condena de 17 años de cárcel, al ser reconocido como autor material, pero beneficiado con una rebaja por su colaboración con la justicia.

Más allá de la ficción: cuando el amor se convierte en trampa

La cinta, protagonizada por Ivana Baquero (Maje), Tristán Ulloa (Salvador), y Carmen Machi (la inspectora encargada del caso), no necesita exageraciones: los hechos por sí solos estremecen.

La figura de la llamada “viuda negra” no se refiere aquí a una espía entrenada o a una mujer armada, sino a una mente calculadora que convierte a sus amantes en instrumentos de muerte. No por desesperación, sino por conveniencia.

Y aunque quiso engañar a todos con su llanto frente a las cámaras y su rol de viuda desconsolada, al final, el tiempo —y su propio cómplice— hablaron por ella.

Casos que confirman la frase: no existe crimen perfecto

El caso de Maje no es único:

  • Dalia Dippolito, en EE. UU., fue grabada por la policía mientras contrataba a un sicario (agente encubierto) para matar a su esposo.

  • Chisako Kakehi, en Japón, conocida como La viuda negra de Kioto, fue condenada a muerte tras asesinar a varios esposos para cobrar seguros.

  • En América Latina, decenas de historias de manipulación emocional y crímenes por encargo han llegado a los tribunales.

Reflexión final

La película no solo atrapa por su tensión, sino porque refleja una verdad inquietante: el amor, mal usado, puede volverse un arma. Y aunque algunos crean tenerlo todo bajo control, hay algo que no se puede borrar: la conciencia, el tiempo y la verdad.

Porque por más que se intente esconder la sangre debajo de una coartada…
la justicia siempre encuentra el camino.

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