Montevideo, Uruguay. — El mundo despide con pesar a José “Pepe” Mujica, el expresidente uruguayo que se convirtió en un ícono global de la austeridad, la honestidad política y el compromiso con los más humildes. Mujica falleció este martes a los 89 años, tras una larga lucha contra un cáncer que lo había apartado recientemente de la vida pública.
Su deceso ha generado una oleada de mensajes de condolencias y homenajes por parte de mandatarios, ex presidentes, líderes sociales y ciudadanos de todo el planeta que vieron en Mujica no solo a un político, sino a un referente ético en tiempos de crisis institucional.
Una vida marcada por la lucha y la coherencia
Exguerrillero tupamaro, Mujica pasó casi 15 años en prisión durante la dictadura militar uruguaya (1973-1985), en condiciones extremas que incluyeron largos periodos de aislamiento. Lejos de volverse un hombre resentido, emergió con una visión profundamente humanista que marcaría su gestión y sus discursos.
Electo presidente de Uruguay en 2009, Mujica gobernó entre 2010 y 2015 y pasó a la historia por su estilo de vida austero: rechazó vivir en la residencia presidencial, donaba el 90% de su salario y se mantenía en su modesta chacra a las afueras de Montevideo, acompañado de su esposa, la también senadora Lucía Topolansky.
Su legado no está en grandes obras de cemento ni en lujosos protocolos, sino en su discurso sincero y reflexivo que inspiró a millones. “El poder no cambia a las personas, solo revela quiénes son”, solía decir.
Reacciones del mundo: Duelo continental y global
El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou decretó duelo nacional y lo describió como “un hombre imprescindible en la historia de Uruguay”. Su antecesor, Tabaré Vázquez, afirmó: “Con Mujica se va una parte del alma del pueblo uruguayo”.
Desde Argentina, el presidente Javier Milei expresó su respeto por la figura de Mujica “aunque estuviéramos en las antípodas ideológicas”; y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner lo definió como “un faro de decencia en la política”.
Lula da Silva, presidente de Brasil, publicó en sus redes: “Amigo, hermano, compañero. Se va un gigante de América Latina”. Gustavo Petro (Colombia), Gabriel Boric (Chile), Andrés Manuel López Obrador (México) y Evo Morales (Bolivia) también rindieron homenaje, destacando su lucha por la justicia social.
En Europa, figuras como el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero y el francés Jean-Luc Mélenchon lo recordaron como “el Quijote de la izquierda realista”.
El Papa Francisco, quien lo recibió en el Vaticano durante su pontificado, envió un mensaje especial en el que lo describió como “una conciencia viva para los pueblos del sur”.
Un mensaje que trasciende generaciones
Más allá de sus discursos políticos, Mujica dejó frases memorables sobre la vida, la felicidad, el consumo, la juventud y el futuro de la humanidad. En foros internacionales, universidades y documentales, su estilo sencillo y directo caló hondo, especialmente entre los jóvenes.
“Vivimos en una civilización enferma de consumo, que nos hace esclavos del trabajo para comprar cosas que no necesitamos”, dijo en la ONU en 2013. Ese discurso dio la vuelta al mundo y consolidó su figura como referente global de la ética política.
Despedida de un símbolo
Los restos de Mujica serán velados en el Palacio Legislativo de Montevideo, con acceso abierto al público. Se espera una gran concurrencia nacional e internacional. Su entierro será en el Cementerio de La Teja, donde también descansan viejos compañeros de lucha.
La figura de Pepe Mujica quedará en la historia como un recordatorio viviente de que la política puede y debe ser un acto de servicio. En tiempos de polarización, su legado de humildad, sensatez y coherencia será, sin duda, más vigente que nunca.