El Caso Jorge Blanco: Historia de una Condena y un Arrepentimiento Político
APUNTE.COM.DO.- SANTO DOMINGO,REPUBLICA DOMINICANA. — El expresidente Salvador Jorge Blanco (1982-1986) fue protagonista de uno de los capítulos más controversiales de la historia política y judicial de la República Dominicana. Su condena por corrupción y su posterior encarcelamiento marcaron un antes y un después en la relación entre justicia y poder político en el país.
Todo comenzó con una querella formal interpuesta por el reconocido abogado y político Marino Vinicio Castillo (Vincho), quien denunció presuntas irregularidades cometidas durante la gestión presidencial de Jorge Blanco. A partir de esa acusación, se abrió un proceso judicial que concluyó en una condena de 20 años de prisión por malversación de fondos y otros delitos graves.
La sentencia fue dictada por el juez Pedro Antonio Severino, y ejecutada bajo el gobierno del doctor Joaquín Balaguer, quien había regresado al poder en 1986. Jorge Blanco fue arrestado y llevado a la cárcel preventiva del ensanche La Fe, en la capital, lo que lo convirtió en el primer exmandatario dominicano en ser condenado y encarcelado por supuesta corrupción administrativa.
El caso, sin embargo, nunca estuvo exento de controversia. Uno de los puntos centrales fue que, según se alegaba en la época, el Congreso Nacional no ratificó la ejecución presupuestaria enviada por el Poder Ejecutivo durante su mandato, lo que supuestamente constituía una violación constitucional. Para sus abogados y diversos juristas, ese tecnicismo no justificaba una condena penal, mucho menos de tal magnitud.
Con el paso de los años, crecieron las dudas sobre la legitimidad del juicio. Muchos consideraron que más que un proceso imparcial, se trató de una persecución política orquestada desde las altas esferas del poder. La sospecha ganó fuerza cuando el propio Joaquín Balaguer confesó años después que se había dejado influenciar por Marino Vinicio Castillo, en lo que fue interpretado por amplios sectores como una admisión de culpa.
"Yo me dejé llevar de Vincho", expresó Balaguer en declaraciones que generaron amplio debate nacional. Para muchos, fue un reconocimiento implícito de que la acusación contra Jorge Blanco carecía de fundamentos sólidos y pudo haber sido un acto político más que un verdadero acto de justicia.
Pero el giro más significativo en este caso llegaría más adelante, cuando durante el gobierno del presidente Hipólito Mejía (2000-2004), el proceso judicial fue finalmente anulado y Salvador Jorge Blanco quedó libre de toda acusación. Se trató de una reivindicación legal que, si bien no borró los años de desgaste personal y familiar, al menos le devolvió oficialmente su inocencia frente al aparato judicial.
A partir de entonces, Jorge Blanco se retiró de la vida pública, manteniéndose en un perfil bajo hasta su fallecimiento. Para algunos, fue una víctima del sistema político dominicano. Para otros, su caso sigue siendo una advertencia sobre lo que puede pasar cuando se cruzan los límites entre la justicia y la lucha política.
A más de tres décadas de aquel juicio, el expediente Jorge Blanco sigue siendo revisado, comentado y debatido. No solo por lo que ocurrió en los tribunales, sino por lo que reveló sobre las fragilidades del Estado de Derecho, la presión del poder político y la capacidad de la justicia para rectificar errores históricos.