Judas fue uno de los trece apostoles elegidos por Jesús, para que les siguieran en su prédica, y según los cuatro evangelios canónicos traicionó al enviado de DIOS ante el Sanedrín a cambio de treinta monedas de plata.

El discípulo condujo a los esbirros enviados por el Sumo Sacerdote al Jardín de Getsemaní, donde se encontraba Jesús, y lo identificó por medio de un beso y saludándolo como Rabí, o "maestro". Por este acto el nombre de Judas, su epíteto de Iscariote, las treinta monedas y el "beso de Judas", son sinónimos de traición en la tradición cristiana.

Según la tradición cristiana, después de la traición de Judas Iscariote, él se sintió tan culpable y atormentado por lo que había hecho que decidió quitarse la vida. El Nuevo Testamento de la Biblia hace varias referencias a la muerte de Judas, pero los relatos difieren en los detalles específicos.

El Evangelio de Mateo menciona que Judas se arrepintió de su acción y devolvió las treinta piezas de plata que había recibido a los principales sacerdotes y ancianos. Luego, se fue y se ahorcó.

En contraste con esta historia, el libro de los Hechos de los Apóstoles, escrito por Lucas, relata que Judas compró un campo con el dinero de su traición y cayó de cabeza en él, sufriendo una muerte violenta.

Estas diferentes descripciones han llevado a cierta discrepancia en las interpretaciones sobre la muerte de Judas. Algunos consideran que se ahorcó y luego su cuerpo cayó y se desgarró, lo que podría reconciliar las dos versiones.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la Biblia no proporciona detalles exhaustivos sobre los eventos posteriores a la muerte de Jesús, incluida la muerte de Judas.

Además de los relatos bíblicos, han surgido algunas tradiciones y leyendas adicionales sobre el destino de Judas en diferentes corrientes del cristianismo y en la literatura apócrifa, pero estas interpretaciones no tienen respaldo bíblico y se consideran especulativas.

En última instancia, la historia de Judas es un tema que ha generado debate y especulación a lo largo de los siglos, pero los detalles precisos de su destino después de la muerte de Jesús siguen siendo objeto de interpretación y discusión dentro del ámbito religioso.

Con información de la IA