La Diferencia entre Hechos y Opiniones

Es común ver a la gente tomar posiciones en término de la falacia Blanco o Negro. Esto tiene que ver con asumir una postura arbitraria, diametralmente opuesta a otra. Un tipo de contrariadísimo se manifiesta, o es uno o es el otro. Los Yanquees son mejores que los Medias Rojas de Boston. Los Medias Rojas de Boston son mejores que los Yanquees. El hombre alto es más apuesto. El hombre pequeño es más dulce. Nosotros hablamos castellano y ustedes español. Surgen discusiones acerca de quién es mejor. Yo he sido parte de este tipo de discusiones, tratando de probar que o quien es mejor. ¡Nos sentimos tan arraigados en nuestras posiciones que nuestras opiniones las confundimos con hechos! Y es porque no sabemos diferenciar entre un hecho y una opinión. El entendimiento se oscurece y la mente se cierra con las opiniones. No podemos discernir y construimos una trinchera mental. Como seres pensantes, sería mucho mejor si nos forzamos a crear un espacio de dudas para de esta manera evitar el atrincheramiento mental. Primero debemos establecer la diferencia entre un hecho y una opinión.

¿Qué es un hecho?

Un hecho se caracteriza por ser bien sabido o una verdad comprobada. Es real y efectivo, como también puede ser verificado. La existencia de la luna o el sol es un hecho incuestionable porque todos los vemos. Se ha comprobado que la luna es un satélite de la tierra, el sol es una estrella y que la tierra es redonda. Muchas veces los hechos son construidos, fabricados o distorsionados por la mente cuando tenemos intereses personales. El egocentrismo y el socio centrismo nos hacen crear columnas de humo mentales en los momentos que nos dejamos llevar por los deseos y las emociones y cambiamos la realidad de los hechos. Los acomodamos a los deseos y las emociones para sentirnos bien.

Una buena técnica es desasociarnos, alejarnos y ver desde afuera hacia dentro los hechos. Establecemos así un espacio, el cual nos permite visualizar y analizar telescópicamente lo ocurrido, lo que ocurre y lo que podría ocurrir. Trata de mirar cualquier situación hacia dentro como si fuera un cirujano. Analiza los hechos. ''¿Cuál es tu diagnostico? Explica en términos clínicos lo que ha ido mal. ¿Qué te recetas?'' Dale seguimiento escribiéndote una carta en segunda persona (tu) y con tu nombre. Describe los hechos y que has aprendido de lo que ocurrió.

Se haría de la siguiente manera:

Estimado John,

El problema surgió cuando tú preguntaste, ''¿Quieres ir a la playa?'' La respuesta fue, ''¿Quién dijo que quiero ir a la playa? ¡No me interesa!'' Te enojaste y comenzaste una discusión porque te sentiste herido. Debiste preguntar porque no quería ir a la playa. En el futuro, antes de comenzar a discutir, tú tienes que preguntar la razón por la cual una persona rehúsa hacer algo.

Cordialmente,

Yo