El Derecho a Creer y La Ignorancia (Parte II)

Tener el derecho a creer lo que uno quieras creer no significa que lo que uno crea seas verdad. Uno puede estar decidiendo, y defendiendo con vehemencia, posiblemente es creer su ignorancia personal. Al afirmar nuestras creencias—sin tomar en cuenta las evidencias y la lógica que se contraponen a estas creencias que sustentamos—construimos una muralla alrededor del conocimiento; no se permite la entrada a nuevas ideas. Ni siquiera la consideramos, son derribadas y sepultadas. Nos incomoda y somos intolerantes de la creencias e ideas contrarias. 

Creamos falsos conocimientos para protegernos. De esta forma seguimos siendo ignorantes. En este sentido, nuestra ignorancia es deliberada! Queremos ser ignorantes!
Tomemos el caso de Aurel, un hombre de 41 años padre de tres hijos varones. Su papá y su abuelo murieron de cancer de próstata. Su esposa le urge a tomar un examen molecular para determinar los riesgos de tener la mutación genética que causa el cancer de la próstata. Después de hacerse la prueba, la ansiedad y el estrés que Aurel sufre esperando los resultados, le hacen tomar las decision de hablar con su médico y decirle que no le digas estos resultados. El no quieres enterarse de la posibilidad de llegar a tener cancer.

Al tomar esa decisión, Aurel está construyendo una barrera de ignorancia. A él no le interesa conocer los resultados y opta por ignorarlos. Este ejemplo demuestra la ignorancia deliberada. Un ejemplo menos drástico sería el escoger que aprender. Cuando escogemos aprender ciertas cosas y no aprender otras, estamos implementando la ignorancia deliberada. Esto se debe a la limitación impuesta sobre nosotros por el tiempo. Nuestras expectativas de vida no nos permite aprender todo. Esto es una imposibilidad. Por consiguiente, tenemos que escoger lo que vamos a aprender y lo que vamos a ignorar.