La gripe y el COVID-19 tienen algunos síntomas en común, lo que puede provocar cierta confusión, por lo que es importante conocer las diferencias y ser plenamente conscientes de en qué momento hay que solicitar asistencia médica.

¿En qué se parecen?

En primer lugar, los virus de la COVID-19 y de la gripe tienen presentaciones clínicas muy parecidas. Causan enfermedades respiratorias, con una gran variedad de casos, que pueden ser desde afecciones asintomáticas o leves, hasta enfermedades graves .

En segundo lugar, ambos virus se transmiten por contacto, gotitas y fómites. Como resultado, las mismas medidas de salud pública, como la higiene de las manos y la buena conducta respiratoria (toser en el pliegue del codo o en un pañuelo y desecharlo de inmediato), son acciones importantes que pueden tomarse para prevenir ambas infecciones.

¿Qué tan rápido se transmiten?

La velocidad de transmisión marca una diferencia importante entre ambos virus. El virus de la gripe tiene un periodo de incubación medio más corto (el tiempo que pasa desde la infección hasta la aparición de síntomas) y un intervalo de serie más corto (el tiempo transcurrido entre casos sucesivos) que el virus de la COVID-19. Se estima que el intervalo de serie del virus de la COVID-19 es de entre 5 y 6 días, mientras que en el caso del virus de la gripe es de 3 días. Esto significa que la gripe puede propagarse más rápidamente que la COVID-19.

¿Cuáles son las diferencias en los síntomas?

Si bien la gama de síntomas de ambos virus es similar, la proporción de pacientes con afecciones graves parece variar. En el caso de la COVID-19, los datos reunidos hasta la fecha sugieren que el 80% de las infecciones son leves o asintomáticas, el 15% son infecciones graves, que requieren oxígeno, y el 5% son infecciones críticas, que requieren ventilación. Estas fracciones de infección grave y crítica parecen más elevadas que las observadas en el caso de la infección gripal.

¿Quién está en mayor riesgo?

Quienes corren mayor riesgo de contraer una infección gripal grave son los niños, las mujeres embarazadas, las personas mayores, las personas con afecciones crónicas subyacentes y las personas inmunodeprimidas. En el caso de la COVID-19, consideramos actualmente que la edad avanzada y las afecciones subyacentes incrementan el riesgo de infección grave.