Redacción salud.- Los poderos efectos de la cebolla en el pene. El tema se discute hace muchos siglos, debido a que siempre al hombre le ha preocupado su rendimiento en la cama y por ello se interesa por recursos que potencien su virilidad

En relación al tema hay miles de leyendas y suposiciones relacionadas con el empleo de la cebolla, de la que se dice contiene una sustancia que ayuda a resolver el asunto.

Esas teorías transmitidas de una a otra persona, tratadas en cuentos, obras teatrales y cinematográficas, que inquietan tanto al hombre como a su pareja, no han sido probadas por la ciencia.

Sin embargo, como algunos hombres han resuelto su problema con el consumo de pócimas afrodisíacas y platillos especiales hechos con cebolla, aún en este siglo se escuchan con aliento viejas historias.

La cebolla, de nombre científico allium cepa, es una planta perteneciente a la familia de las liliáceas que al igual que al ajo desde tiempos remotos se les han conferido propiedades mágicas y medicinales.

La cebolla es el alimento más importante después del ajo para enfrentar el problema porque aumenta el líbido y consolida los órganos reproductores, razones suficientes para que se haya convertido en la reina en la elaboración de cocimientos y filtros para el amor.

Existe la creencia de que alguno de sus componentes contribuye a mejorar el flujo de sangre irrigada al pene, y lo más probable es que ese ingrediente en cuestión sea la aliina, muy alto también en el ajo.

La cebolla en los pueblos antiguos

En la antigua Roma, la cebolla gozaba de gran reputación, los romanos afirmaban que sus propiedades afrodisíacas no se encuentran precisamente en la aliina, sino en los aminoácidos que le confieren su olor característico.

Aunque ese olor resulta desagradable para la mayoría de las personas, los hombres lo toleraban porque creían que era menos importante ese aroma que el papel que tenía en el desempeño masculino.

Hasta el poeta Ovidio fue sensible al tema y en su obra, El arte de amar, afirmó que el consumo de cebolla -principalmente la blanca- fortalecía la virilidad masculina mientras purificaba la sangre de la mujer.

La cebolla también alcanzó fama en países orientales donde se consumía como ingrediente esencial en platillos considerados afrodisíacos como las ensaladas.

En el Egipto de los faraones, la cebolla era un ingrediente tan poderoso que a los sacerdotes se les prohibía -so pena de ser castigado el incumplimiento- el consumo de cebolla para evitar durante sus actividades religiosas, distracciones propias de la lujuria.

De todos los pueblos antiguos, tal vez sean los árabes los que mayor tradición tienen en el consumo de la cebolla como afrodisíaco, debido a una leyenda que relataba la calidad viril de un corpulento jeque, exaltada por las numerosas esposas a quienes complacía en sus ejercicios nocturnos.

Según la leyenda, el famoso amante árabe lograba mantener una erección por más de 30 días, consumiendo durante tres días seguidos un platillo a base de cebolla con algo de carne, con una variante en la que aparecía la cebolla machacada y ligada con miel.

Esa receta no era recomendada para los humanos normales porque se temía que intentaran imitar al excepcional amante oriental y en esos casos por supuesto, las consecuencias podían resultar peligrosas.