Antes de celebrar las elecciones presidenciales de 1962, habÃa que modificar la Constitución trujillista en algunos aspectos discriminatorios. El Consejo de Estado promulgó, el 5 de mayo de ese año, una nueva legislación electoral y designó a los miembros de la Junta Central Electoral, presidida por Emilio de los Santos.
El 20 de junio convocó a las Asambleas Electorales, para elegir mediante el sufragio directo, a diputados que debÃan modificar la Constitución, a través de una Asamblea Constituyente. Las elecciones fueron fijadas para el 15 de agosto, pero un dÃa antes fueron revocadas por el Consejo, alegando que faltaba tiempo para su organización. Entonces el propio Consejo dispuso por sà mismo la nueva reforma constitucional, que fue solemnemente proclamada el 16 de septiembre de 1962.
El nuevo texto constitucional eliminó algunas restricciones que venÃan sosteniendo otras Constituciones votadas en la Era de Trujillo, o antes, en relación con las condiciones exigidas para ocupar la Presidencia de la República. De ese modo fueron removidos los requisitos siguientes: a) haber residido en el paÃs durante los cinco años inmediatamente anteriores a las elecciones, y b) ser dominicano de nacimiento e hijo de padre o madre nacidos dominicanos.
Ambos requisitos aparecÃan en la Constitución trujillista anterior para impedir que los lÃderes dominicanos exiliados participaran en las "elecciones" en tiempos de Trujillo. El primer requisito fue eliminado por completo y el segundo se modificó, en el sentido de que bastaba ser dominicano de nacimiento o simplemente de origen para poder aspirar al primer puesto de la Nación.
La reforma constitucional votada por el Consejo de Estado dispuso también que todos los funcionarios electos el 20 de diciembre de 1962, serÃan juramentados el 27 de febrero del año entrante y que los diputados elegidos serÃan los integrantes de la futura Asamblea Revisora de la Constitución.
Para la celebración de las elecciones presidenciales sólo faltaba la elección de los principales candidatos. Los partidos interesados en participar, muy pronto eligieron a sus respectivos binomios. La Unión CÃvica Nacional escogió a Viriato Alberto Fiallo, candidato presidencial, acompañado de José Augusto Puig, a la vicepresidencia.
En la primera Convención del Partido Revolucionario Dominicano fueron electos Juan Bosch y Buenaventura Sánchez Féliz, pero diferencias personales entre ambos obligó a la convocatoria de una segunda Convención, donde el señor Sánchez Féliz fue sustituido por Segundo Armando González Tamayo, candidato vicepresidencial. Otras agrupaciones polÃticas minoritarias proclamaron sus candidaturas, o se abstuvieron de participar en las elecciones, entre ellas, el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, el Movimiento Popular Dominicano y el Partido Socialista Popular, las tres principales organizaciones de izquierda que, al parecer, esperaban otras circunstancias para iniciar una revolución parecida a la encabezada por Fidel Castro, en Cuba.
Tan pronto comenzó la campaña electoral, Bosch y el PRD se distanciaron de la UCN y su candidato, cuyo proselitismo se concentró entre la clase media urbana, entre los sectores de la alta burguesÃa comercial y en el pequeño sector industrial emergente, mientras Bosch focalizó su estrategia electoral entre los campesinos, que constituÃan el 70 por ciento de la población, y las clases populares urbanas. Bosch además asoció insistentemente a la UCN con el Consejo de Estado, que la gente llamaba “el gobierno de los cÃvicosâ€. De manera que las escasas realizaciones del gobierno interino a favor del pueblo eran también responsabilidad de la UCN, que ya se habÃa transformado en un partido polÃtico

Otro aspecto importante en el cual se diferenciaron "los cÃvicos" y el PRD fue el relacionado con el trujillismo. Era indudable que el fantasma de Trujillo seguÃa merodeando como un duende en la vida dominicana. Los cÃvicos tomaron como bandera principal la “destrujillización†del gobierno y de las Fuerzas Armadas, mientras Bosch y el PRD no mencionaban ese tema en su propaganda electoral que la hicieron principalmente a través de la radio y visitando los más apartados rincones del paÃs, donde Bosch conversaba directamente con la gente humilde de las comunidades. La UCN pensaba que ser antitrujillista era garantÃa de pureza patriótica y sincera vocación a favor del paÃs, pero Bosch prefirió eludir ese tema. Los trujillistas del gobierno, los del campo y la ciudad, se identificaron con el candidato del PRD, en una extraña coincidencia polÃtica hija de circunstancias pasajeras.
En sus charlas radiales, Bosch se comunicaba con el pueblo utilizando un novedoso estilo de oratoria y magisterio polÃtico desconocido por la mayorÃa, usando un lenguaje llano, comprensible y penetrante para una población mayoritariamente analfabeta. Bosch hablaba con la fascinación del cuentista de narraciones cortas. En sus discursos a través de Radio Comercial empleaba expresiones que la gente entendÃa claramente.
En vez de oligarquÃa o burguesÃa, hablaba de 'tutumpotes'; en vez de proletariado, hablaba de 'los hijos machepa'. Cada tarde, a partir de la una, la gente del campo y la ciudad sintonizaba el programa Tribuna Democrática, órgano radial del PRD. Asà empezó ese partido, fundado en Cuba en 1939, a ganarse la simpatÃa de la mayorÃa de los dominicanos.
Bosch tenÃa experiencia en campañas polÃticas adquirida en los paÃses donde habÃa vivido durante su largo exilio. En su campaña electoral, hablaba de la reforma agraria, muy en boga en aquellos años; de viviendas para los pobres, caminos vecinales y carreteras, industrias para levantar la economÃa, crear fuentes de empleo, pero privilegió una estrategia certera que le llevó al triunfo desde el primer momento que la enarboló, la del borrón y cuenta nueva, dirigida a los 'trujillistas' que eran asediados y estigmatizados constantemente por la UCN por haber servido a la dictadura.
SabÃa que esa consigna calarÃa con fuerza porque todo el que habÃa vivido en el paÃs, por una u otra causa, se habÃa relacionado con el régimen de Trujillo. Con ese mensaje conciliador y de perdón se ganó la simpatÃa de los familiares de los cuerpos represivos del gobierno, de los campesinos que aún admiraban a Trujillo y de aquellos sectores sociales urbanos que, arrimados al dictador, habÃan logrado beneficios económicos y polÃticos en su régimen.
El gobierno de los cÃvicos hizo algunas maniobras por impedir la realización de las elecciones, pues entre noviembre y diciembre era evidente el triunfo del PRD. Una de las maniobras fue calificar a Juan Bosch de “comunista†y como el comunismo estaba prohibido, se buscaba inhabilitar a Bosch haciéndole esa acusación que provino del padre jesuita Láutico GarcÃa, quien dÃas antes de las elecciones publicó en la prensa un artÃculo de opinión cuyo contenido fue insistentemente difundido por las emisoras católicas. Además, decenas de curas españoles, que simpatizaban con el dictador español Francisco Franco, llamaban a la feligresÃa dominicana a no votar por ningún candidato de filiación comunista.
Toda esa campaña negativa, de descrédito contra el candidato del PRD creó un ambiente de tensión que se disipó tan pronto Bosch retó al sacerdote a un debate en la televisión para que demostrara su acusación. El debate público se efectuó tres dÃas antes de las elecciones y el padre GarcÃa, al sentirse acorralado, se retractó públicamente. Al final del debate, Bosch expresó con acierto profético que no querÃa ser candidato presidencial, porque si ganaba las elecciones “el gobierno que yo presida no podrá gobernar; será derrocado por ‘comunista’ en poco tiempoâ€.
En las elecciones del 20 de diciembre Bosch y el PRD obtuvieron 619,491 sufragios, mientras sus aliados del Partido Nacional y Vanguardia Revolucionaria Dominicana ganaron 1,667 y 6,886 votos, respectivamente, para un total de 628,044 sufragios. Por su parte, la UCN y sus aliados del Partido Revolucionario Social Cristiano, Partido Nacionalista Revolucionario Democrático, Alianza Social Demócrata y Partido Revolucionario Dominicano Auténtico, alcanzaron 317,327 votos, de un total de más de un millón de votantes, registrados en el padrón electoral. Al ganar las elecciones con una diferencia superior a los 310 mil votos, el PRD quedó con una amplia mayorÃa en el Congreso, que Bosch llamarÃa después “la aplanadora del poder popularâ€.