Los peledeístas que esperan un nombramiento en el gobierno tienen que estar bien claros de que sus aspiraciones para incorporase en una posición en el aparato burocrático del Estado, no solo dependerá de la decisión presidencial, sino de la coyuntura y de las circunstancias en que se desenvuelve el gobierno.

Si la coyuntura  política que vive una  nación permite al presidente gobernar en paz sin inconvenientes como efecto acontece ahora,  sin una fuerte y coherente oposición que sea capaz de asumir su roll de contraparte de un gobierno, denunciando lo malo para que se corrijan los entuertos, será difícil e imposible que el gobernante  produzca los cambios de los funcionarios públicos, tanto de los viejos como de los nuevos. 

Equivocados están quienes sueñan y creen que Danilo Medina cambiará a los funcionarios que han contribuido con sus acciones positivas a favor del pueblo, en un momento en que todas las encuestas y sondeos que se han realizado con rigor científico lo colocan por encima de un 80% en las preferencias del pueblo, con ventaja sobre todos los gobiernos y líderes políticos dominicanos que han dirigido la cosa pública.

Los mandatarios solo son capaces de efectuar los cambios demandados  cuando entienden que la generalidad de la sociedad desaprueba las formas de actuar de ellos y de sus funcionarios y cuando además se generan hechos que estremezcan al país, y ello logre diezmar la popularidad del gobierno que esté en el poder.

Esa es la razón que lleva a Danilo Medina a vivir posponiendo las fechas para las remociones o cambios de funcionarios que esperan sus propios compañeros de partido y de movimientos que dejaron el pellejo en las calles para que él sea hoy, el presidente de todos los dominicanos. 

Si Danilo Medina cambia a varios de los funcionarios que llegaron con él al Palacio Nacional es casi probable que la sociedad entenderá esto como una forma de salir de los que no están haciendo el trabajo, lo que desmentiría lo que reflejan las encuestas a favor del mandatario, en relación a las acciones positivas del gobierno. 

Pero si Danilo Medina decidiera cambiar a varios de los funcionarios del pasado gobierno de su mismo partido, que aún continúan dirigiendo algunas instituciones, tendría una oposición rabiosa en el propio seno del Comité Político, donde ellos están enquistados como miembros prominentes revestidos de prerrogativas para trazar la línea política y estratégica de ese PLD, que de abajo sacó para ratificar el poder con él. 

Si no se está claro de que Danilo Medina para llegar al poder tuvo también que entrar  en acuerdo con el ex presidente Leonel Fernández, para que éste, que no estaba por varias razones  decidido a apoyarlo, se lanzara a buscar los votos que hacían falta para catapultar las aspiraciones presidenciales de ese momento.

Entonces, se correría  el riesgo de cometer errores políticos que podrían extrapolarse a otras instancias de poder, como son la Cámara de Diputados y el Senado, donde sin lugar a dudas el presidente necesitará del apoyo de éstos para los proyecto de desarrollo y para los préstamos internacionales. 

Sin lugar a dudas, en ese escenario Danilo tendrá que buscar el respaldo de los miembros del Comité Político, incluyendo los que son funcionarios desde el pasado gobierno de su organización, por lo que será difícil y poco probable que los enfrente. Porque además los votos de éstos se necesitarán  cuando se vaya a repartir entre ellos de manera violatoria  los nuevos  miembros del Comité Central y del propio CP, que se aumentaran en el VIII Congreso Norge Botello.

Así las cosas, mientras tanto el grito se va apoderando de los que trabajaron por él al no ver concretizadas sus aspiraciones de lograr posiciones en la Administración Pública, lo que los mantiene a la espera de algo que nunca llega.

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