“Esto es cómo vivir en Santo Domingoâ€, explica Radhamés Guilamo, propietario de la “Plaza de Santo Domingoâ€, colindante a la avenida 17 y cruzando la calle 36, en el corazón de Allapattah.
Guilamo llegó a este suburbio de Miami hace 34 años cuando “habÃan muy pocos dominicanosâ€. En un principio pensó en instalarse en Nueva York, donde se concentra gran parte de la población dominicana en Estados Unidos, pero en su opinión, el sur de Florida, “tenÃa atractivos muy buenos, como playas muy hermosasâ€, lo que le hizo decantarse por montar su negocio aquÃ.
“Museo†de cultura e historia dominicano
Entre discos de vinilo de ilustres artistas dominicanos como Juan Luis Guerra, Johnny Ventura o Fernandito Villalona, este hombre lleva más de 30 años regentando este pequeño supermercado de productos tÃpicos dominicanos, convertido ya en un emblema de la zona, donde el 72,2 por ciento de la población es hispana, según datos facilitados por la organización “Latinos Unidosâ€, de Allapattah.

En su amplio abanico de productos no falta la famosa “menta de guardiaâ€, que es asà como se le llama a los caramelos duros; el chocolate “Embajador†o la “Mamajuanaâ€, un licor muy utilizado por antiguas generaciones con propiedades medicinales y afrodisÃacas.
“En el Caribe se siente afinidad por la santerÃa, no solo en el caso de Cuba, sino también en Jamaica, la República Dominicana, Puerto Rico, en las Antillas... porque su población es gente que procede de Ãfrica y eso se ha practicado durante muchÃsimos añosâ€, explicaba el hombre.
“Conozco casos de algunas personas, no sé realmente cómo funciona porque yo no soy muy dado a este tipo de cosasâ€, afirmaba mientras llevaba una caja de plátanos importados directamente de la República Dominicana.
Por eso, Guilamo no podÃa dejar de ofrecer “ungüentos para hacer curacionesâ€. Eso sÃ, todo natural. “Nosotros tenemos el “melao†que se suele utilizar en cuestiones de santerÃa, y la “melazaâ€, que es un producto que se toma como si fuera miel de abeja y es muy medicinalâ€, detallaba acerca de estos dos productos derivados de la caña de azúcar.
Este pequeño supermercado bien podrÃa servir también como pequeño museo de cultura e historia de su paÃs. FotografÃas de la geografÃa dominicana o una colección de retratos de presidentes electos adornan el establecimiento, uno de los más antiguos de la zona.
“Aquà tengo fotografÃas de todos los presidentes, desde Pedro Santana, el primero, hasta el actual, Danilo Medinaâ€, mostraba orgulloso las imágenes de los mandatarios dominicanos.
El distrito ha cambiado

Desde hace años, este barrio se ha considerado como uno de los más conflictivos de la periferia de Miami, provocado, principalmente, por los brotes de violencia callejera.
Los residentes de Allapattah, sin embargo, consideran que este distrito “ha cambiado†con el paso del tiempo y lamentan que haya gente que piense “que en este barrio vive gente malaâ€, un “estigma†difÃcil de erradicar.
Desde hace años, este barrio de Miami se ha considerado como uno de los más conflictivos de la periferÃa de Miami provocado, principalmente, por los brotes de violencia callejera, pero los residentes de Allapattah consideran que este distrito “ha cambiado†con el paso del tiempo, aunque es un “estigma†difÃcil de erradicar.
“Cuando llegué habÃa mucha violencia por la mezcla racial. A través del tiempo esa violencia ha ido disminuyendo gracias al esfuerzo de la policÃa†explica Guilamo, de 67 años.
El ayuntamiento de Miami, con el comisionado Wilfredo Gort al frente, ha unido esfuerzos y se ha comprometido a hacer una profunda inversión en este barrio para revitalizar la seña identitaria de los dominicanos en la ciudad y rebautizar la zona bajo el nombre de “Pequeño Santo Domingoâ€.
“Este proyecto cultural va a traer una nueva vida y una nueva visión sobre los dominicanos en el sur de la Florida, especialmente en Miamiâ€, explica Eliana Ramos, directora de programas de “Latinos Unidosâ€, una de las organizaciones del barrio que ayuda a los hispanos en riesgo de exclusión y que ha trabajado junto a la ciudad para que este proyecto viera la luz.
El “Pequeño Santo Domingo†prevé el cambio de fachada de todos los comercios de esta céntrica avenida. “Vamos a darle a los negocios una estructura diferente, con calles más anchas, más coloridas y más peatonalesâ€, avanzó Ramos.
“Esta zona estaba prácticamente por los suelos y nosotros (los dominicanos) la levantamos. Y si la levantamos con nuestro nombre incentivará a más dominicanos a venir†dijo Radhames Guilamo.
Cuando “El Pequeño Santo Domingo†sea una realidad será el tercer barrio denominado de esta forma, de acuerdo a su creciente población, como la “Pequeña Habana†o el “Pequeño HaitÃâ€.
Muchos de los dominicanos que se establecen en Allapattah no proceden directamente de su paÃs de origen, sino que lo hacen desde otras ciudades estadounidenses como Nueva York, según datos del censo electoral.
En una de las barberÃas del barrio trabaja Amado Severino, que llegó a Nueva York en 1995. Él prefirió dejar Manhattan hace unos años para trasladarse a Allapattah y estar con el resto de su familia, establecida en este humilde barrio, cuyo nombre viene del término "aligátor" (caimán) en el lenguaje de los indios seminola.
Tanto las barberÃas como los salones de belleza se han convertido en auténticos clubes sociales que sirven de punto de reunión para los vecinos de la zona.
“Los dominicanos son los que más se pelan porque están siempre metidos en una barberÃaâ€, bromeaba Severino.
“Aquà se juntan los amigos, la familia. No se reúnen en casa, pero se ven aquÃ. Siempre están hablando de polÃtica, de béisbol...â€, comentaba Julio Vargas Rojas, otro dominicano ya retirado.
Asà será el “Pequeño Santo Domingo†de Miami, un pintoresco lugar capaz de trasladar a los vecinos y turistas a las calles de la República Dominicana, como si realmente estuviera paseando por ese paÃs caribeño.
Aunque su población está muy satisfecha con el proyecto, la mayorÃa coincide que, como en la verdadera la República Dominicana no se vive en ningún sitio. Por eso, muchos de ellos, una vez jubilados, no descartan volver a su paÃs y disfrutar de los auténticos paisajes que ofrece la isla. (Antonio Belchi).