MANHATTAN, NEW YORK.- El ilustre banilejo Máximo Gómez y Báez, militar dominicano, libertador de Cuba decÃa "el hombreha de conservar siempre el Don de la Gratitud. Y en este caso el estar lejos de mi tierra amada, BanÃ, por circunstancias de subsistencia y dignidad no debe ser motivo ni para olvidar ni dejar de agradecer.
En estos dos últimos dÃas mi alma, ya abatida por la añoranza y golpeada por los sufrimientos que vemos pasa nuestro pueblo, ha recibido dos duros golpes al saber de la muerte de do amigos: la profesora Betty Gónzalez de Perrelló y Angel MarÃa RamÃrez (José RamÃrez). Estos dos ciudadanos que en sus vidas tuvieron distintos niveles sociales, cada cual de acuerdo a su capacidad hizo aportes a la comunidad de la provincia Peravia.
A ambos les debo gratitud. Ninguno de los dos me dieron nada en término material, no, solo que en momentos terribles de mi vida, losque pudieron haber hecho cambiar mi trayectoria que hoy exhibo, ellos fueron solidarios conmigo en esas circunstancias, ya que el hombre es el y sus circunstancias como dijo el escritor español José Ortega y Gassett.
DON JOSE RAMIREZ
DiscurrÃa el año 1984, me encontraba estudiando en Venezuela y al mismo tiempo me desempeñaba como asistente de redacción de periódico La Opinión Dominicana, que dirigió para ese entonces el periodista Wilson Suazo en la ciudad de Caracas. Resulta que viaje a República Dominicana como Enviado Especial de ese medio a cubrir un Consejo de Gobierno que en esa época, no recuerdo el mes, realizó fallecido presidente, doctor Salvador Jorge Blanco. Recuerdo que no tenÃa en principio la acreditación para entrar al Ayuntamiento lugar donde se celebraba el evento y esto me trajo algunas dificultades con la seguridad presidencial. Yo novato, desconocedor de lo que era seguridad presidencial, traté de ingresar sin acreditación al encuentro, solo con aprobación de mi condición de mi pueblo natal, al fin y al cabo los guardias no me dejaron pasar a buscar las noticias por las cuales habia ido desde Caracas, Venezuela.
En el interÃn me entero que el Director de Prensa del Palacio Nacional (hoy Ministro de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia) lo era un periodista amigo que habÃa sido jefe de redacción del periódico El Nacional de Ahora, del cual fui corresponsal años anteriores en BanÃ, y con quién procure y conseguà el pase para entrar a cubrir el Consejo de Gobierno. Pues esta autorización fue desconocida por un general que impidió mi pase no ya al local del Cabildo sino a la Gobernación que era el otro escenario en horas de la tarde del referido Consejo.
Molesto por la negativa recurrà de nuevo al jefe de prensa del Palacio Nacional, quien entonces hizo valer el Poder Civil y pude entrar al cónclave de manera oficial. Pienso que ese general del Ejército Nacional, que olvide su nombre, disgustado por la orden del periodista José Reyes buscó con astucia la manera de sacarme del lugar y de hacerme daño también y se "inventó" que este famélico-e imberbe reportero, en su bulto de manos tenÃa un revólver y que atentarÃa con la vida del presidente Jorge Blanco. Bien no habÃa dicho eso el general y ya el mayor de la policÃa VÃctor Reyes me tenÃa detenido con todo y bulto.
De inmediato comenzaron las protestas del pueblo que esta en las afuera de la Gobernación al ver que me llevaban preso, para que me dejaran en libertad, pero nada de eso valió... fue conducido al destacamento que estaba ubicado en la calle Máximo Gómez esquina Mella, donde hoy está plaza Santana y luego trasladado a la fortaleza Máximo Gómez donde estuve detenido casi por dos horas.
Es en este momento que Don José RamÃrez entra en acción. Al conocer de mi arresto, inmediatamente hizo uso de sus relaciones estrechas con el presidente Jorge Blanco, en su calidad de dirigente perredeista e hizo le hicieran pasar a un encuentro que el Jefe de Estado sostenÃa en la comunidad de Las Tablas y habló a nuestro favor y le exigió al presidente mi puesta en libertad, alegando que ese alto militar era un abusador, mentiroso y que yo no era muchacho de eso ni que tampoco era comunista, que más bien habÃa sido un joven que en el 1978 defendà la voluntad popular junto con los perredeistas para que se reconociera el triunfo del PRD con Don Antonio Guzmán Fernández como presidente del paÃs en el 1978. José RamÃrez obtuvo mi libertad y gracias a él no se frustró mi cierne profesión de periodista. El fue un hombre luchador, defensor de los derechos ciudadanos, a pesar de haber sido un hombre que no tuvo estudios, siempre fue solidario y un soldado al servicio del pueblo. Don José RamÃrez, perredeista cien por cien, y defensor de la democracia dominicana fue un hombre bueno y de gestos solidarios. Qué pena que haya muerto. Paz a sus restos.
PROFESORA BETTY GONZALEZ DE PERRELLO.
No sé si supo cuánto apreciaba, aunque pienso que sÃ, porque su hijo Robert Perrelló Gónzalez, amigo contempóraneo mÃo, siempre me expresaba mamá te aprecia mucho a tÃ. Tal vez era porque le reconocÃa su don de gente, su vocación de servicio a la sociedad o porque siempre agradecà el trato que ella me dio cuando era estudiante del tercero del bachillerato en el colegio Juan Pablo Duarte, del cual fue fundadora y directora, cuando no podÃa cumplir a tiempo con el pago.
Nunca me excluyó de las clases, tampoco me cobraba ni me presionaba, ya que conocÃa mis limitaciones. Fue una gran dama, excelente esposa, madre y distinguida ciudadana que como maestra puso en alto el nombre del magisterio nacional. Descanse en paz profesora Betty. Mis más sinceras condolencias a los familiares de Don José RamÃrez, a su viuda Doña Mona, asà como al señor Perrelló, esposo de la profesora Betty Gónzalez de Perrelló.