El presidente de la Comisión de Control del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Julio Maríñez,  afirmó este sábado que el rechazo de Hipólito Mejía a que el presidente Danilo Medina cumpla su obligación constitucional de garantizar el orden público y el Estado de Derecho, ratifica “que ese señor no cree ni nunca ha creído en la democracia y sus instituciones”.

Defendió el también vicepresidente perredeísta que el presidente del PRD, Miguel Vargas, demande del jefe de Estado, con todo el respeto que merece su alta investidura y su condición de político decente, “que asuma su primer deber, que es el de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes frente a un hombre cuya ambición desmedida lo ha llevado a creerse por encima de la normativa interna del partido al que perteneció, de las leyes y los tribunales nacionales, y del orden y la paz públicos”.

Expuso que la intervención del jefe del Ejecutivo “se hace especialmente necesaria, porque Hipólito Mejía ha arrastrado a altos oficiales, suboficiales, clases y reservistas de las Fuerzas Armadas a tropelías y abusos del poder armado, como el ocurrido en la casa nacional del PRD el pasado 27 de enero, del cual fue testigo el país a través de transmisiones en vivo de la televisión nacional”. 

Maríñez expone que las amenazas de connotados allegados de Hipólito, de que van a duplicar sus tropelías criminales del 27 de enero, y las expresiones del mismo ex mandatario de que se propone acudir por la fuerza a la reunión de un partido que lo expulsó con todas las de la ley, lo cual quedó comprobado en sentencias emitidas por tribunales de la República, no sólo incrimina a ese grupo en propósitos reñidos con el Código Penal sino que además ratifica la vieja conducta de Mejía de irrespetar las reglas democráticas.

Citó a ese respeto la reforma constitucional de 2002 sin conocimiento ni aprobación del partido que lo llevó al poder, profanando la tradición perredeísta de respeto a la alternabilidad democrática, y pisoteando la conducta y hechos antirreeleccionistas de los constituyentes perredeístas de la Constitución de 1963; la entrega y el sacrificio de José Francisco Peña Gómez en ese sentido,  y el gesto honorable de don Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco, quienes gobernaron con la Constitución reeleccionista de 1966, pero no buscaron repostularse.

Recordó que sabiendo que había perdido las elecciones de 2004 y las de 2012, Hipólito Mejía puso en vilo al país con amenazas de crisis políticas que sólo fueron salvadas cuando en ambos casos tuvieron que intervenir representantes de importantes instituciones nacionales y funcionarios de legaciones diplomáticas, y en la elección de Danilo Medina nunca reconoció formal y cabalmente que le había ganado los comicios.

Maríñez afirma que por esa cultura antidemocrática y de irrespeto a las instituciones es que el pasado lunes Hipólito se permitió condenar en un espacio televisivo televisión nacional la designación de James Brewster como nuevo embajador en el país y su aceptación por parte del gobierno dominicano, como si no tuvieran el gobierno del presidente Barak Obama y el senado de Estados Unidos el derecho a nominar su embajador, y el gobierno del presidente Medina de aceptarlo.