Ya sea niño o niña, un bebé continúa siendo un ser humano que necesita amor, cuidado, apoyo, guía y límites. Por lo que, ¿qué diferencia haría saber si nuestro bebé es un xx o un xy? Es más, padres de familia, si ustedes lo supieran con anticipación, ¿cambiaría en algo su expectativa de él o ella?

Un bebé, xx o xy, es un increíble regalo de la alquimia de la naturaleza. Desde el vientre materno, este pequeño individuo sobrevive a numerosas transformaciones, cuyo resultado es la resiliencia: sin importar su sexo.

En este largo proceso de nueve meses, la belleza de la naturaleza se apodera de ambos padres. En esta unión y compatibilidad pueden fundir emociones que nutrirán a la obra de su inexplicable amor hacia el otro.

No saber acerca del sexo del hijx abre un panorama extenso en relación con su educación y trato diario. Es decir que evitaremos caer en los estereotipos que limitan el comportamiento de las personas: si es niña, vamos a ser consentidores físicamente o a decorar su recámara de rosa; si es niño, seremos más estrictos si llora o a regalarle juguetes más violentos. E inclusive recibir comentarios como: “¿y cuándo tendrán un niño?” (si ya tienen una niña), o “prepárate para las primeras citas de tu hija ¿eh?”.

Además, al evitar caer en decepción, te regalarás la oportunidad de sorprenderte al recibir en brazos a aquella personita que mantuviste dentro de un nido de amor y conexión durante nueve meses. Lo demás, viene sobrando. Es el momento en que puedes entrar en contacto, de manera pura y sincera, con tu bebé sin tener una expectativa que sobrepase la realidad.

En ese instante, en que tienes a tu bebé en brazos, sabes que lo conoces mejor que a nadie en el mundo. Sólo existe esa posibilidad de ser felices, sin importar si es una niña o un niño. Sólo sabes que, en ese momento, eres la persona más plena y satisfecha del mundo.

Fuente: Mamá Natural

DJ