APUNTE.COM.DO, SANTO DOMINGO. -Antes del surgimiento del cristianismo, varias civilizaciones del Medio Oriente practicaban un estricto período de aislamiento y “purificación” tras el parto. La norma establecía que, durante unos 40 o 45 días, la mujer no podía mantener contacto íntimo con su pareja. Se trataba de una disposición social y religiosa profundamente arraigada, especialmente en las comunidades hebreas de la antigüedad.

De acuerdo con textos históricos como el libro de Levítico, la mujer debía atravesar un periodo de “impureza ritual” después de dar a luz. Durante ese tiempo, no podía participar en ceremonias y la pareja debía evitar cualquier acercamiento físico. La duración variaba: 40 días si nacía un varón y hasta 80 días si nacía una hembra, una práctica que hoy sorprende, pero que formaba parte de la visión cultural de la época.

Expertos en historia bíblica señalan que estos mandatos no se basaban en criterios médicos, sino en creencias asociadas a la sangre del parto y a normas de convivencia que buscaban ordenar la vida familiar y religiosa. Algunas comunidades, influenciadas por estas tradiciones, mantuvieron de generación en generación la llamada “cuarentena” posparto, incluso cuando ya no respondía a razones de fe.

Aunque en la actualidad los avances científicos han transformado por completo la comprensión del puerperio, este antiguo mandato sigue siendo mencionado como uno de los rituales más curiosos —y restrictivos— del mundo antiguo.

Comentario de Ramiro Estrella
“Estas prácticas, que hoy lucen extremas, muestran cómo las creencias de una sociedad podían regular incluso la intimidad de las familias. Conocerlas nos ayuda a entender cuánto ha cambiado el mundo… y cuánto nos falta por avanzar.”