APUNTE.COM.DO, SANTO DOMINGO. - Para Aristóteles, la amistad verdadera es uno de los pilares más altos de la vida humana.
En su obra Ética a Nicómaco, el filósofo griego explica que existen tres tipos de amistad.
La primera es la amistad por utilidad, donde cada uno busca un beneficio.
La segunda es la amistad por placer, basada en gustos o intereses compartidos.
Pero la más importante es la amistad por virtud, la que él considera “la amistad perfecta”.
En esta última, dos personas se aprecian no por lo que obtienen, sino por lo que son.
Aristóteles afirma que estos amigos desean el bien del otro, incluso cuando no hay nada que ganar.
Son relaciones estables, sinceras y difíciles de romper.
El filósofo sostiene que muy pocos llegan a tener este tipo de amistad, porque exige carácter, honestidad y crecimiento personal.
Especialistas modernos como la filósofa española Adela Cortina destacan que la visión aristotélica sigue vigente en tiempos de vínculos rápidos y superficiales.
El psicólogo estadounidense Martin Seligman, fundador de la psicología positiva, señala que la amistad virtuosa es uno de los mayores indicadores de bienestar emocional.
En un mundo donde las relaciones suelen basarse en intereses temporales, la propuesta de Aristóteles invita a mirar más profundo.
La verdadera amistad —dice— es aquella que mejora la vida del otro sin exigir nada a cambio.
Comentario de Ramiro Estrella, periodista y abogado, director ejecutivo de Apunte.com.do:
“Aristóteles tenía razón: los amigos verdaderos no se compran ni se improvisan. Se construyen con lealtad, sinceridad y tiempo. Una persona que tiene una sola amistad virtuosa ya es millonaria en la vida”.
La reflexión del filósofo griego continúa inspirando a generaciones: la amistad auténtica es un tesoro raro, pero posible.