APUNTE.COM.DO, SANTO DOMINGO. -Las madres viven una mezcla constante de amor, sacrificio y preocupación que pocas veces se reconoce. La frase “cuánto sufren las madres” resume ese peso emocional que ellas cargan en silencio todos los días.

Significa que el dolor de una madre va más allá de lo visible. Sufren cuando sus hijos enfrentan problemas, cuando se equivocan, cuando están enfermos o cuando la vida les golpea. Sufren porque aman sin medida y porque su corazón está atado al destino de cada hijo.

Cargan desvelos desde los primeros pasos de los pequeños hasta mucho después de que se hacen adultos. La maternidad no se detiene con la edad: la preocupación nunca se apaga.

Expertos en salud familiar explican que las madres soportan una carga emocional única. La OPS y otras instituciones internacionales confirman que ellas suelen asumir más responsabilidades, más silencios y más angustias que cualquier otro miembro del hogar.

El patrón se repite en América Latina, Europa y Estados Unidos: madres que trabajan, cuidan, educan y sostienen a sus familias aun cuando el cansancio las abruma. Muchas callan su propio dolor para no afectar a los hijos.

Otras enfrentan soledades profundas, problemas económicos o situaciones familiares duras, pero aun así siguen adelante con una fuerza que asombra.

“Las madres sufren más de lo que muestran. Son fuertes, pero también humanas”, afirma el periodista y abogado Ramiro Estrella, director ejecutivo de Apunte.com.do.

A pesar de todo ese sufrimiento silencioso, su amor continúa siendo el motor que levanta a sus hijos incluso en los momentos más duros. Su entrega diaria, constante y casi invisible, es una de las más grandes expresiones de humanidad.