APUNTE.COM.DO, Santo Domingo.– El déficit crónico de sueño continúa expandiéndose como un problema silencioso que afecta a miles de dominicanos, según advierten médicos locales y especialistas internacionales.

La doctora Sandra López, neumóloga y especialista en medicina del sueño del Centro de Diagnóstico y Estudios del Sueño (CEDES), explicó que en las últimas consultas se ha registrado un incremento notable de pacientes que duermen menos de seis horas por noche durante semanas o meses. “El cuerpo nunca recupera ese déficit acumulado. La gente está agotada sin saber por qué”, sostuvo.

A nivel internacional, el Dr. Matthew Walker, neurocientífico de la Universidad de California en Berkeley y una de las voces más influyentes en el estudio del sueño, ha reiterado en múltiples informes que la falta crónica de descanso “altera la memoria, la estabilidad emocional y debilita el sistema inmunológico de manera peligrosa”.

En el país, el cardiólogo Dr. Félix Carrasco, del Instituto Nacional del Corazón (INCARDIO), advirtió que dormir de forma insuficiente por largos periodos aumenta el riesgo de hipertensión, arritmias y problemas metabólicos. “El sueño no es opcional. Es parte del mantenimiento básico del organismo”, señaló.

Entre los síntomas más comunes del déficit crónico de sueño se encuentran somnolencia diurna extrema, irritabilidad, lapsos de memoria, dificultad para concentrarse y micro-sueños involuntarios, que pueden resultar peligrosos al conducir.

Ramiro Estrella, periodista y abogado, director ejecutivo de Apunte.com.do, afirmó que el tema debe tratarse como un problema de salud pública. “Mientras más dominicanos viven agotados, más afecta al país en productividad, seguridad y estabilidad emocional. Dormir bien debe ser una prioridad nacional”, expresó.

Los especialistas recomiendan crear rutinas de descanso, evitar pantallas una hora antes de dormir, restringir la cafeína en horas tardías y buscar evaluación médica si los síntomas persisten por más de dos semanas.

El déficit crónico de sueño, lejos de ser un simple malestar cotidiano, se consolida como una amenaza seria para la salud física y mental de la población.