APUNTE.COM.DO, Santo Domingo, República Dominicana. — En tiempos donde la inteligencia se mide por títulos, rapidez mental o dominio tecnológico, se olvida que la sabiduría sigue siendo un valor más profundo y esencial.

Ser inteligente no es lo mismo que ser sabio. La inteligencia tiene que ver con el conocimiento, la lógica y la capacidad de resolver problemas. La sabiduría, en cambio, está ligada a la experiencia, la empatía y la prudencia.

El físico británico Stephen Hawking definió la inteligencia como “la capacidad de adaptarse al cambio”. Sin embargo, la sabiduría no depende de cuán rápido se piense, sino de cómo se interpreta la vida y se actúa frente a ella.

El experto en desarrollo mental Jim Kwik sostiene que “no se trata de cuán listo eres, sino de cómo eres inteligente”. Es decir, la sabiduría no se mide por la memoria o la lógica, sino por el equilibrio entre la mente y el corazón.

Un informe del Centro Nacional de Investigación Educativa de Estados Unidos (ERIC) señala que la sabiduría integra la inteligencia con la moralidad. “No basta con saber, hay que saber bien y actuar mejor”, explica el estudio.

En palabras del escritor Matshona Dhliwayo, “la inteligencia te dice qué hacer; la sabiduría te dice por qué hacerlo”. Esa diferencia convierte a la sabiduría en una forma superior de inteligencia emocional y ética.

Muchas personas sin estudios formales han demostrado más sabiduría que algunos intelectuales. Han aprendido de la vida, del tiempo y de los errores. Saben escuchar, esperar y comprender. Son ejemplos vivos de que el conocimiento técnico no garantiza comprensión humana.

Como señala un pensamiento popular, “se puede ser inteligente sin sabio, pero es muy difícil ser sabio sin algo de inteligencia”. La clave está en cómo se usa lo que se sabe.

En la vida cotidiana y profesional, la sabiduría se refleja en la forma de tomar decisiones, de tratar a los demás y de mantener la calma cuando todo se complica. La inteligencia puede resolver un problema; la sabiduría puede evitarlo.

Para Ramiro Estrella, director de Apunte.com.do, “la inteligencia puede abrir muchas puertas, pero la sabiduría enseña cuáles conviene cruzar”.

Estrella agrega que la sabiduría no se impone, se inspira. “Las personas sabias no buscan brillar, sino orientar. No necesitan demostrar lo que saben, porque su comportamiento habla por ellas. En una sociedad que premia la rapidez, la sabiduría nos recuerda el valor de la pausa y la reflexión”.

Finalmente, el periodista destaca que “la inteligencia puede ser un talento natural, pero la sabiduría es una elección diaria. Se construye con paciencia, respeto, empatía y capacidad de escuchar. No se aprende en las aulas, sino en el camino de la vida”.