El periodista Carlos Julio Féliz, a través de un nostálgico relato publicado en el periódico Hoy el 18 de diciembre de 2024, nos transporta a una época inolvidable para las provincias de Barahona y Pedernales, cuando en realidad los cines representaban el alma cultura y social de la región.
Féliz revive historia deesde el majestuoso Cine Bahoruco, que abrió sus puertas en 1948, hasta el innovador cine al aire libre en Cabo Rojo, cada rincón del suroeste dominicano vibraba con el entusiasmo de comunidades que encontraban en la gran pantalla un espacio de conexión, arte y entretenimiento.
También nos retrotrae la historia del SL Cinema, un orgullo para Barahona, y del Cine Doris en Pedernales, donde las matinés para adolescentes y las películas de vaqueros hacían vibrar al público. También destaca las iniciativas comunitarias y empresariales que llevaron el cine incluso a escenarios al natural, como el recinto de Cabo Rojo, rodeado de cactus y con vista al mar.
Este reportaje no solo es un homenaje a la memoria de una época gloriosa, sino también un recordatorio de la importancia de preservar el legado cultural de estas comunidades.
El Bahoruco en la época de esplendor del Cine en Barahona
En el suroeste de la República Dominicana, las décadas pasadas estuvieron marcadas por el esplendor de las salas de cine que no solo ofrecían entretenimiento, sino que se convirtieron en importantes centros culturales y sociales. Desde los majestuosos cines de Barahona hasta los emblemáticos recintos de Pedernales, estas edificaciones son un reflejo de una época dorada que forjó memorias imborrables.
El Cine Bahoruco: Un Ícono de Barahona
El cine Bahoruco abrió sus puertas el 21 de enero de 1948, en una ceremonia que marcó un hito cultural para la ciudad. Construido por una compañía encabezada por don Ángel Augusto Suero, conocido cariñosamente como "Negro Suero", este recinto fue concebido como cine-teatro. La infraestructura era impresionante: amplias paredes de cemento, un techo de madera y zinc, un cielo raso de diseño exquisito y butacas acolchadas que ofrecían una experiencia cómoda y elegante a los espectadores.
El escenario profundo y equipado con camerinos permitía la realización de eventos artísticos, combinando funciones de cine con espectáculos teatrales. Las primeras proyecciones incluyeron películas mexicanas, que eran las más populares de la época, y con el tiempo se incorporaron géneros como el cine de vaqueros, aventuras y películas de karate, que respondían a los gustos de un público diverso.
Durante décadas, el Bahoruco fue más que un cine; fue un lugar de encuentro, un refugio para los enamorados y un centro de expresión cultural en Barahona. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de mantenimiento lo han relegado al olvido, dejando solo recuerdos en quienes disfrutaron de su esplendor.
Así está el Cine Ercilia, el segundo y más moderno de la región para su época.
El SL Cinema: La Modernidad en Barahona
A mediados de los años setenta, Barahona presenció el surgimiento del SL Cinema, un recinto que revolucionó la oferta de entretenimiento en la región. Propiedad de Pipito Lagares, un empresario visionario que también apostó por el turismo en la Perla del Sur, este cine se ubicó frente al Arco de Barahona, en una estructura moderna que competía con los mejores cines de la capital dominicana.
El SL Cinema ofrecía tecnología avanzada para la época y una experiencia que llenaba de orgullo a los habitantes del sur. Sin embargo, con el tiempo, el cine cesó sus operaciones, y su espacio fue transformado en un centro cristiano, dejando atrás un legado de innovación y calidad.
Pedernales: Diversión y Cine en la Frontera
En la vecina provincia de Pedernales, el cine también desempeñó un papel crucial en la vida comunitaria. En 1955, el Cine Doris abrió sus puertas en la avenida Duarte. Este recinto, construido con techo de zinc y diseñado para funciones familiares, se convirtió rápidamente en el epicentro de las actividades culturales del pequeño poblado.
Las matinés para adolescentes y las proyecciones de películas de vaqueros, superhéroes como Tarzán y el Capitán Maravilla, eran eventos esperados con ansias. Los anuncios de las funciones se realizaban a través de un altoparlante que giraba en dirección a los cuatro puntos cardinales, logrando llegar a cada rincón del tranquilo pueblo.
El Bahoruco en la época de esplendor del Cine en Barahona
Así está el local Cine Bahoruco en la actualidad
A pesar de haber sido afectado por el huracán Inés en 1966, el cine fue reparado rápidamente y continuó operando durante varios años. Después de su cierre, el local fue reutilizado para distintas funciones, como la operación del Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE), y más tarde, un taller mecánico.
El Cine Pedernales y su Peculiar Encanto
Construido y operado por la Junta de Acción Comunitaria (JAC), el Cine Pedernales era un espacio único. Diseñado al aire libre, con bancos de concreto y sin techo superior, los asistentes disfrutaban de las películas bajo las estrellas. Esta peculiaridad llevó a algunos jóvenes a llevar cojines para mayor comodidad e incluso trepar árboles o usar espejitos para disfrutar gratuitamente de las proyecciones.
Gracias al apoyo de la empresa Alcoa, las películas llegaban con rapidez desde la capital, asegurando una cartelera actualizada que incluía éxitos de taquilla mexicanos, argentinos y estadounidenses. Además de las funciones cinematográficas, el Cine Pedernales acogía espectáculos artísticos y culturales, destacándose presentaciones de figuras como Fausto Rey, Antony Ríos y Olga Lara, entre otros artistas nacionales.
Hoy, en abandono, este espacio simboliza una época de auge cultural que marcó a generaciones.
Cine Bajo las Estrellas en Cabo Rojo
En los años setenta, en Cabo Rojo, Alcoa diseñó un cine completamente al aire libre, único en su tipo. Los asientos estaban colocados sobre las rocas y rodeados de cactus, ofreciendo una vista inigualable al mar y un ambiente completamente natural. Las noches estrelladas y el silencio de la zona potenciaban la calidad del sonido, brindando a los espectadores una experiencia cinematográfica sin igual.
Las películas llegaban semanalmente desde Santo Domingo a través de vuelos contratados por la minera, lo que garantizaba una cartelera siempre renovada. Este cine, que dejó de operar tras el retiro de Alcoa en los años ochenta, es recordado como un símbolo de creatividad e innovación en la región.
La actriz barahonera María Montés, orgullo histórico dominicano en Hollywood, la reina del Technicolor.
Ecos de un Pasado Glorioso
Los cines de Barahona y Pedernales fueron mucho más que espacios de entretenimiento; fueron centros de encuentro, cultura y comunidad. Aunque muchos de estos recintos hoy permanecen en ruinas o han sido transformados para otros usos, su legado vive en la memoria de quienes los disfrutaron.
Estas historias son un recordatorio de la importancia de preservar la historia cultural y valorar los espacios que un día fueron el corazón de las comunidades. La época dorada del cine en el suroeste dominicano es un capítulo que sigue resonando en el alma de su gente.