Verdad y Popularidad

Decir la verdad y querer ser popular a la misma vez están diametralmente opuestos. La popularidad implica, encierra dentro de sí misma muchas mentiras y engaños. Mientras que decir la verdad conlleva ganarse el desden, el rechazo y hasta la violencia verbal. En algunos casos el populacho hasta recurre a la muerte en si; como lo ilustra el caso de Sócrates y Jesús. La plebe condenó a la muerte a ambos por el simple hecho de hablar la verdad abiertamente.

A Sócrates se le acusaba de pervertir la mente de la juventud. En realidad, el le estaba enseñando a pensar, a cuestionar, algo muy peligroso a través de la historia del ser humano. A Cristo Jesús de causar problemas e ir en contra del imperio Romano, pura mentira porque Poncius Pilato, el mismo gobernador Romano, indirectamente lo exonero al lavarse las manos. La verdad fue que Jesús acusaba a las autoridades del templo, presidida por Caifa, de haber convertido el templo en un negocio.

Ninguno, ni Sócrates ni Jesús fueron aceptados por la mayoría. No fueron populares. Sin embargo, sus ideas y enseñanzas transformaron a la humanidad. Las ideas populares y las personas populares tienen un impacto mínimo. La influencia de lo popular y común es efímera porque no contribuye casi nada substancial al mejoramiento de los demás. Si quieres darle significado a tu vida, aléjate de lo popular. Sigues a aquellas personas que tienen el coraje de hablar la verdad. Aquellas que hablan de ideas y conceptos nuevos e importantes. Déjate guiar por su forma de pensar y sus ideas. Al final, será una persona más culta e inteligente.