Las experiencias negativas que nos suceden a todos, las tragedias y los males que nos acaecen golpean tanto a los optimistas como a los pesimistas. La diferencia entre los dos reside en el hecho comprobado que los optimistas abordan y tratan las vicisitudes mucho mejor que los pesimistas. El individuo optimista no se siente derrotado, fallido, fracasado. Sufre las tragedias y malas experiencias, pero tiene la habilidad de recobrarse y pegar las piezas rotas de su autoestima y comenzar de nuevo. No le importa cuantas veces se caiga corriendo hacia la meta, se levanta y continua la carrera hasta terminarla.

El pesimista, sin embargo, tropieza y se da por vencido, abandona la carrera y para de correr, pensando que no vale la pena seguir corriendo porque no vas a ganar. Se deprime. En tanto el optimista logra mucho más que el pesimista. Es más exitoso en la vida. Estudios han concluido que obtiene más éxitos en los negocios, la política, la escuela y los deportes. Los optimistas gozan de mejor salud y su expectación de vida es más larga. El pesimismo es la raíz de muchos de nuestros fracasos. Conduce a la inercia muchas veces y ni siquiera comenzamos los proyectos que pensamos. Matamos las ideas antes de parirlas.

La gente quiere lideres optimistas. Por ejemplo, en medio de una crisis como la pandemia del COVID-19, los lideres optimistas alentaban a la gente. No le causaban un sentimiento catastrófico. Le aseguraban que había luz al final de ese túnel pandémico. Para los lideres pesimistas, ese túnel conducía a otro túnel. Vale rodearse de personas optimistas. Son personas positivas y posibilitarías.

Todo es posible para ellos. Recuerdo a mi madre quien siempre me alentaba y decía desde pequeño, no te preocupes que todo te saldrá bien, sigue adelante y no te des por vencido; por peor que la situación estuviera en mi vida, la escuela, la universidad o en el trabajo me decía que yo iba a ser exitoso. Terminaba creyéndole y me acostumbre a no darme por vencido. Aun hoy en día, cuando enfrento una situación grave, voy al cementerio a visitar su tumba y salgo mucho más energizado y dispuesto a seguir la lucha. ¿Como o que hace usted hace para poner en marcha su máquina optimista frente a las precariedades de la vida? Es un buen ejercicio escribirlo.