La Cultura Deominicana. Rubén Darío Pimentel,
EL BUEY QUE HABLÓ A SU AMO
«…el peor enemigo del hombre es su propia lengua.»
El día de Pentecosté se celebra cincuenta días después de la resurrección; el domingo siguiente se celebra la fiesta de la Santísima Trinidad y luego, al jueves siguiente, se festeja el día de Corpus Christi. Este día generalmente cae en el mes de junio de cada año y ocasionalmente, en mayo. Es un día de mucha importancia para la iglesia por lo que no se trabaja.
En la población general se relata la historia de que un buey le habló a su amo, diciéndole que lo dejara descansar. Existe la creencia popular que este acontecimiento ocurrió un día de Corpus Christi, razón por la cual se conserva la tradición de que si se pone a trabajar a algún animal ese día, le hablaría a su amo. No hemos encontrado información que pueda validar esta creencia, la procedencia de la misma, podría, tal vez, atribuirse a restos de creencias en tabúes primitivos, las poblaciones y clanes llevaban nombres de animales o plantas. Las tribus nómadas hebraicas conservaron terrores supersticiosos, teñidos de asombro, hacía animales considerados como poseedores de un poder de extralucidez o de un saber sobrehumano.
La burra de Balaan divisó así al ángel de Yahvé mucho antes que su dueño, que, no obstante, era un «vidente».
Así como este animal tenía propiedades visuales, también se narra en el antiguo testamento la historia de Balaam y su asna.
En tres ocasiones la asna vio un ángel que se interponía en el camino y ella se apartaba por lo que Balaam la golpeaba. En la última ocasión la asna se echó al suelo. Entonces Balaam se enojó y la azotó con una vara. En ese momento el Señor hizo que la asna hablara, y que le dijera a Balaam (números 22:22):
—¿Qué te he hecho? Con ésta van tres veces que me pegas.
—Te estás burlando de mí— le respondió Balaam—. Si tuviera a la mano un cuchillo, ahora mismo te mataría.
Pero el asna le dijo:
—Yo soy el asna que tú has montado toda tu vida, y bien sabes que nunca me he portado así contigo.
Como se puede observar en realidad no fue un buey quien habló a Balaam, tampoco fue para que la dejara descansar y por último, no fue un día de Corpus Christi. Así que la creencia difundida por la gente aún no le hemos encontrado asidero valedero.
Así como esta historia, existen diferentes creencias asociadas a animales, aves, etc., en muchos casos, utilizadas sus carnes como remedios.
Se coge los cachos (cuernos) de un toro o chivo y los quemas a las 12:00 m. en un vaso limpio evita que te brujería- se va para donde el otro. Es muy utilizada la leche de chiva para el dolor de oído: se coloca la persona con el dolor de oído debajo de la ubre de una chiva y se le echan unas cuantas gotas. Cuando las vacas braman en la puerta de un hogar predicen la muerte de niños.
Si de noche un caballo se cansa después de cubrir una distancia relativamente corta, es señal de que un fantasma va montado detrás del jinete: Deberá detenerse tan pronto lo descubra para evitar que el fantasma transmita al jinete la enfermedad que le produjo la muerte.
Para alejar al fantasma deberá colocar la montura (aparejo) al revés, decir, con la parte delantera hacia la cola del caballo. En República Dominicana los caballos negros son de mala reputación: si un caballo negro, uncido a un coche fúnebre, se vuelve para mirar a alguien de los asistentes al duelo, esa persona morirá o verá morir dentro de poco a uno de los suyos.
La carne de Iguana es muy apetecida por la población del Suroeste del país, su sangre al igual que la carne es un remedio de gran popularidad para el tratamiento del asma bronquial y su aceite es utilizado por los campesinos de Azua y otras localidades para el tratamiento del espasmo. Como veremos más adelante también se utilizan ratones y cucarachas para el tratamiento del asma.
El lagarto verde (llamado popularmente «alagartijaro» es muy utilizado como remedio entre los dominicanos. Se le da a tomar con leche para el asma y también se prepara un té con «flor de sabana» (Excrementos de perro. Ramón Emilio en su obra Al Amor del Bohío, cita este ingrediente también con el mismo nombre para el «ajito pelú»)para la misma condición. En algunos lugares de la región Sur, lo utilizan en forma de tisana con el animalito machacado o con los sesos del mismo.
Existe la creencia de que si echa un ratoncito blanco a la botella de ron de un beodo ésta dejará la bebida como por arte de magia. Otras veces se le da a tomar sangre de chinches, sudor de caballo negro o tres ratoncitos ligado con ron con el propósito de que abandone la bebida. En algunos lugares del país, como Vallejuelo por ejemplo, se cree que los ratoncitos pequeños se vuelven murciélagos. También se habla de que los ratones soplan para que no lo sientan al morder.
La hicotea (popularmente «jicotea») es otro animal cuyo uso es variado: se come su carne, sus huevos y pene, creyendo que es un excelente afrodisíaco, y por otro lado se usa la concha hecha polvo como el único remedio que sube la matriz en los malos partos. Otro uso muy atizado en algunas áreas de la región Sur, es para los malestares del embarazo: el esposo deberá dar a la embarazada, sin que ella se dé cuenta, una sopa de hicotea, supuestamente los malestares desaparecen luego de su ingesta. También se ha utilizado la sangre, tomada caliente, para el «pecho apretado».
Las apariciones inesperadas de las culebras presagian la muerte de una mujer embarazada. En San Juan de la Maguana y otras localidades del lejano Sur, existe la creencia de que si una culebra sopla («bajea») a una persona ésta se seca y muere.
Si la culebra no se mata, le deja el cuero debajo de la cama al que la arremete. Si se observa una culebra no se mata, cuando se convierta en serpiente y se tire al mar, lo maldecirá por no matarla y entonces la persona morirá.
Este reptil es muy utilizado en el tratamiento de afecciones bronquiales. Su carne es muy apetecida por los campesinos (sexo masculino naturalmente) lo mismo que su aceite, para el tratamiento de la tos. En el lejano San Juan de la Maguana, existe la creencia de que unas culebras (pequeñas y de color rojizo) son «víboras». Cuando éstas muerden a alguien, deberá tomar «mierda» colada y salir inmediatamente hacia el río más cercano y tomarse tres tragos de agua; si la víbora lo hace primero, existe la creencia de que la persona morirá.
Otros animales que han ejercido una influencia importante en los presagios y creencia de los dominicanos son por ejemplo, el gato, el perro, la culebra, entre otros.
¿Quién no ha escuchado el «peligro» que puede representar tropezarse con un gato negro en el camino?
Algunos aplican aceite en las patitas de sus gatos, para que no se vayan de casa. Los gatos negros se asocian a la mala suerte; si le pisas el rabo te escupe: puedes perder el matrimonio, si te pasas el rabo de un gato negro por el párpado cerrado teniendo un orzuelo, te curas. La carne de gato es el tratamiento de elección para los casos de «ajogos» o «pecho apretao» o asma. Se puede usar asada, y toda la que pueda comerse el enfermo.
Por otro lado es de todo conocido la creencia de que los gatos tienen siete vidas.
En cuanto a los perros se dice que sus ladridos lastimeros son señal de muerte. Cuando un perro ladra a altas horas de la noche, sin razón aparente, no se le debe hacer guardar silencio, porque está viendo fantasmas. Es muy habitual escuchar que los perros cinqueños pueden ver el fantasma de los muertos. El que mata a un perro tiene siete años de mala suerte.
Si dos perros están pegados, luego de haber sostenido relaciones sexuales, y se le echa agua se cree que éstos se despegarán. En Baní y otros pueblos creen que comprándole un perro chihuahua sus niños asmáticos se curan.
También se dice que si hay un perro evacuando y alguien se hala, los dedos índices de ambas manos, éste no podrá realizar el acto de la defecación. Se cree que andar con un perro cinqueño evita que le caiga brujería.
¿Quién no ha oído hablar de lo estimulante que es el pájaro bobo para el apetito? El pájaro bobo (N.C. Saurothera longirostris), conocido también con el nombre de «Tacó», es una ave muy común en todo el país.
Como su nombre lo indica es muy mansa, se deja capturar con relativa facilidad. El campesino aprecia mucho al pájaro bobo porque se come a los gusanos que dañan el tabaco. También come otros animalitos, como lagartos, siendo su alimentación básica a base de carne, por ello come también pequeños ratones.
Según la creencia el que ingiere carne de pájaro bobo, durante tres viernes consecutivos, ya sea frita o en escabeche, tendrá una buena salud y un excelente apetito. En algunos lugares, del Sur por ejemplo, matan una paloma y sin lavarla la fríen y se la dan a comer a las personas para aumentar de peso, es decir, para estimular el apetito también.
Un presagio muy conocido es sobre la existencia de peces en el hogar; se cree que ocasiona problemas en el matrimonio. Por otra parte, existe la creencia generalizada de que la presencia de caracoles de mar en la casa trae mala suerte. Si mueve una «paila» con un cuchillo habrá pleito en la casa; si un fósforo cae al suelo encendido es que se va a sacar la lotería; dejar la cartera en el suelo significa que se le irá el dinero; pero en cambio, si echas granos en la cartera entonces nunca perderá el dinero; cuando no tienes dinero, te vas a la playa, lanza de espalda diez centavos hacia el mar, te vas sin mirarlo.
Cuando estás cocinando no se introduce cuchillos en lo olla, pues trae problemas familiares; la persona que es excretada por un ave, está asarada, y debe levantarse siete días sin hablar, ver una especie de la ave que lo obró; tener un pálpito al salir de la casa indica mala cosa. Te puede ir mal o pasarle algo; el primer hijo si se parece a la madre a ser dicho, al ver a un cura en la calle las jóvenes se cubren la cara con las manos, pues de otro modo serán solteronas; para botar el cascarón del huevo una vez que se parte, hay que romperlo con la mano; cuando alguien está comiendo y un niño se queda mirándolo hay que darle para evitar que se le salgan los ojos. (Tomado del libro CREENCIAS. PASADO Y PRESENTE. De Rubén Darío Pimentel).