Las autoridades en Nebraska, Estados Unidos , lograron desenmarañar la trama de un brutal asesinato cometido el martes 4 de agosto de 1981.

Ese día, el papá de una mujer identificada como Sylvia Quayle halló el cadáver en su casa.

Tras las labores de peritaje al cuerpo, recolectaron más de 140 pruebas, entre ellas un trozo de alfombra en la que reposaba material biológico.

Tardaron 19 años para construir un perfil de ADN del responsable: la información arrojaba que se trataba de un hombre.

Posteriormente, la Policía de la ciudad Cherry Hills Village se unió con una empresa dedicada a la investigación genética y con apoyo en los avances tecnológicos lograron lo impensable.

Subieron las pruebas biológicas a dos sitios en internet y “comenzaron a obtener conexiones de personas que estaban relacionadas con el individuo buscado”, dijo el cofundador de la empresa, Mitch Morrissey.

“Se trata de un extenso trabajo de investigación para el que utilizamos el ADN, todo tipo de periódicos y registros públicos, para averiguar quiénes son estas personas y con quiénes se relacionan, y finalmente llegar a un sospechoso”, agregó.

Tras establecer el perfil del principal sospechoso, los investigadores requerían cotejar su ADN con el hallado en el trozo de alfombra y el 18 de enero, casi cuarenta años después, lo consiguieron.

Recogieron una lata de gaseosa desechada en la basura, analizaron el ADN y descubrieron que era el del asesino.

El 10 de febrero, David Dwayne Anderson, de 62 años, fue arrestado y acusado por el crimen, informó la cadena estadounidense CBS .

Anderson enfrenta ahora dos cargos de asesinato en primer grado.