Un pueblo bondadoso
El pasado 25 de septiembre tuve un percance de salud, mientras estaba en una fila para realizar un pago en una oficina del Banco BHFD-León, del Supermercado Olé, del ensanche Ozama.
Sufrí un mareo y me tuve que tirar al pavimento, y una o no sé cuántas otras personas de las que estaban en el lugar llamaron al 911, quienes en poco tiempo acudieron a ofrecerme asistencia.
Durante el momento de espera, muchas personas me buscaron alcohol, y servilletas para que me limpiara, ya que había vomitado.
La paramédico que me atendió me ofreció las atenciones de rigor en una caso como ese. Me explicó que la presión había bajado como consecuencia de que no había desayunado. Les dije que, ciertamente había tenido dos días con problemas de salud con la pérdida del apetito casi por completo.
Pero lo que quiero resaltar de todo esto, son las bondades que tiene el dominicano. Uno de los miembros de seguridad del referido banco llamó a una de sus ejecutivas, quien salió de inmediato, para ayudarme en mi gestión.
Las atenciones y ese gran calor humano que tienen los dominicanos fueron de tal dimensión, que en poco tiempo sentí que eso me ayudó en mi recuperación. Me sentí y me siento orgulloso de ser dominicano.
Gracias del alma a todos por sus atenciones y que DIOS se los pague, porque yo no tengo como hacerlo.