Increíble dato: ¿Cómo calmar el dolor de cuello y hombros? 

El dolor de cuello y hombros puede ser incapacitante cuando no se le brinda un tratamiento adecuado. Si bien lo podemos mejorar con algunos cuidados básicos, es conveniente acudir al médico para conocer otras opciones terapéuticas.

El dolor de cuello y hombros es una de las molestias musculares más frecuentes en la población. Se manifiesta como una sensación de tensión que puede llegar a reducir de manera notoria la capacidad de movimiento.

El problema es que el estilo de vida moderno obliga al cuerpo a un constante esfuerzo físico que compromete esta zona. Además, otros factores como el estrés, el ejercicio extenuante o los traumatismos pueden derivar en estas dolencias.

Por lo general, para reducir este problema, se consumen medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno o paracetamol. Aún así, hay quienes buscan otras formas de calmarlo, pues los fármacos no siempre son suficientes. ¿Qué otras opciones terapéuticas hay?

¿Cuáles son las causas del dolor de cuello y hombros?

Hábitos como el uso excesivo del móvil o el ordenador pueden ser detonantes de este dolor. Al inclinar la cabeza hacia abajo, los músculos del cuello y las vértebras cervicales acaban sujetando el peso de la misma, lo que se traduce en tensión.

El ejercicio extenuante o los traumatismos por accidentes son otra causa. En este último caso, la atención médica es determinante para un correcto tratamiento.

Algunas enfermedades, como la artritis reumatoide o el cáncer, tienen entre sus manifestaciones clínicas esta dolencia. Es necesario seguir las indicaciones médicas para hacerla llevadera.

Consejos para calmar el dolor de cuello y hombros

El tratamiento del dolor de cuello y hombros varía en función de su causa. Si es un dolor puntual, causado por una mala postura o un movimiento brusco, los analgésicos y algunos cuidados básicos pueden ayudar. Sin embargo, si se trata de un traumatismo o enfermedad, será el médico quien determine el plan terapéutico. ¿Qué podemos hacer?

Corregir la postura

La postura es uno de los factores más importantes en el desarrollo de esta molestia. Por ello, debemos prestarle especial atención a la misma; no solo en el trabajo, sino también en hábitos cotidianos como al usar los dispositivos móviles.

Lo ideal es colocarse con la cabeza erguida. Permanecer durante mucho rato con la cabeza inclinada hacia abajo hace que esta zona soporte toda la tensión. Por ello, también es recomendable realizar descansos para movilizar el cuello y relajar los músculos.

Movilizar la zona
Para promover el alivio del dolor de cuello y hombros es fundamental movilizar la zona. No se trata de forzar los músculos, sino de mantener posturas durante 15 o 20 segundos para reducir la tensión en los músculos.

En primer lugar, se recomienda inclinar la cabeza hacia un lado y después hacia el otro, durante 15 segundos.

Otro movimiento importante es la rotación, tanto de la cabeza como de los hombros.
También es bueno estirar los brazos detrás de la cabeza, y hacer presión con el codo hacia abajo.

Medidas fisioterapéuticas
Acudir al fisioterapeuta debe de ser una de las principales acciones cuando el dolor de cuello y hombros se mantiene en el tiempo. Este profesional nos puede orientar sobre cómo hacer los estiramientos y qué posturas debemos corregir.

Además, mediante masajes, técnicas de estimulación eléctrica o con aplicación de calor ayuda a mejorar las molestias. En algunos casos, se emplea la tracción con pesas y poleas para estirar el cuello. Incluso, se puede inmovilizar el cuello durante periodos cortos para reducir la presión.

¿Qué debemos recordar sobre el dolor de cuello y hombros?

El dolor de cuello y hombros nos puede aquejar a todos en algún momento, ya sea por malas posturas, estrés, traumatismos, demasiado esfuerzo físico, entre otros factores. Sin una atención adecuada, llega a ser incapacitante, ya que se mantiene en el tiempo.

En un principio, corregir la postura y hacer ejercicios de estiramiento puede ser suficiente para promover su alivio. No obstante, si el dolor persiste, es necesario consultar al profesional. Cuando su origen son causas más graves, como enfermedades, es necesario recibir un tratamiento individualizado.