Al igual que Rocky Balboa, el personaje encarnado por Silvester Stallone en una de las sagas de películas más taquilleras de todos los tiempo, que entrena en las calles de Filadelfia y culmina subiendo las escaleras del Museo de Arte acompañado de decenas de fans, Manny Pacquiao corre a diario por las calles de Los Ángeles hasta el Griffith Observatory junto a un séquito de 20 personas.

El periodista de Yahoo Sports, Manouk Akopyan, amopañó al boxeador en su entrenamiento matutino para conocer los secretos de este deportista que, a los 40 años, volverá a subirse al ring para defender el título de campeón mundial.

El filipino trabaja físicamente seis veces por semana, la mitad de ellas doble turno, para mantenerse acorde a lo que el boxeo le exige a un profesional de su calibre. Las prácticas inician a las 6.30 AM en la base del Griffith Observatory en Los Ángeles, Estados Unidos. Desde allí corre acompañado de 20 personas durante poco más de 14 kilómetros hasta alcanzar la cima, en donde todos los día lo esperan cerca de 100 seguidores, la mayoría de ellos filipinos, para tomarse fotos con él y obtener su autógrafo.

Entre sus compañeros se destacan los boxeadores filipinos Jhack Tepora, Genisis Libranza, John Riel Casimero y Jayar Inson, algunos veteranos del ejercito estadounidense y su hermano menor, Bobby. "No le gusta hacer nada en solitario", explicó Sean  Gibbons, mano derecha de Pacquiao.

Tras una hora de correr en subida, realiza un entrenamiento pliométrico para mejorar la explosividad y la velocidad. De fondo, suenan a travésde un parlante canciones como "Sweet Caroline"  y "Don't Stop Believing". Tras completar todo esto, realiza 1.500 abdominales, reza y se saca fotos con sus seguidores.

"Amo correr por las pendientes de Hollywood", confesó Pacquiao, quien agregó: "Es bueno para mí. Los fans me motivan". Además de sus 20 compañeros y los 100 aficionados que se colocan a un costado para observarlo, están también sus entrenadores Freddie Roach, Buboy Fernandez, Justin Fortune y Marvin Somodio.

"Él está entrenado de manera más inteligente, no más dura y está escuchando a su cuerpo", explicó Fortune, quien trabajó varios años con Mike Tyson.

Luego de casi dos horas de práctica matutina, Pacquiao regresa a su casa a desayunar y a descansar para prepararse para el entrenamiento de la media tarde. Sus coaches revelaron que ahora que se acerca una pelea, ellos le recomiendan relajarse, pero que durante el resto del año suele ir a jugar cuatro horas de baloncesto diarias.

Su trabajo físico continúa a la 1.30 PM en el gimnasio. "Soy adicto a los ejercicios, incluso cuando no tengo programada una pelea. Trabajo duro para poder pelear más fácil", reconoce el campeón de peso wélter de la AMB.

En esta ocasión, ya bajo techo, se subió al cuadrilátero y enfrentó durante 10 rounds (5 y 5) a dos boxeadores diferentes. Luego, trabajó durante un tiempo similar a 15 asaltos con bolsa pesada, bolsa de doble extremo, bolsa de velocidad, saltar la cuerda y caja de sombras. Finalmente, mil abdominales.

"Estoy agradecido a Dios porque mi poder y velocidad siguen ahí. Esta es la gracia de Dios, me da buena salud, me protege y me da fuerza", insistió Pacquiao, quien desde mayo de 2016 que se desempeña como senador de su país.

"No sé cuántas peleas más tengo", reconoció el filipino que consume 3.500 calorías al día y agregó: "Lo único que sé es que me estoy esforzando con el trabajo duro. La motivación es un deseo de mi corazón. Me encanta hacer lo que hago".

Este sábado en el MGM Grand Arena de Las Vegas, Pacquiao se enfrentará ante el norteamericano Keith Thurman, 10 años menor que él, por la unificación del título wélter de la AMB y WBA.