Borja (en la imagen) no ha querido mostrar su rostro y quiere que se preserve su intimidad, pero su caso se ha vuelto internacional (Foto: El Mundo)

 

Era domingo. Concretamente, 8 de febrero del año 2015. Borja salía con dos compañeras de la discoteca en la que trabajaban en Málaga, España, cuando los vio: allí estaban, dos atracadores, delincuentes comunes, golpeando en la cabeza a María Jesús, una mujer a la que habían robado el bolso.

Lo fácil habría sido mirar hacia otro lado; o decir, "no es asunto mío". Lo fácil habría sido esconderse y esperar a las autoridades mientras seguían pateando a la víctima, tendida en el suelo.

Pero Borja no es, o más bien no era, un joven acobardado de decisiones fáciles. Le pudieron sus valores.

Cuando se abalanzó sobre el ratero, tenía 22 años. Borja persiguió a los desalmados ladrones, Isabel Cano y Pedro Toro Timeo hasta que los alcanzó. Derribó entonces al hombre, que tenía su misma estatura, cerca de 1.80 metros. Pedro Toro Timeo intentó golpearle. Pero el veinteañero logró esquivarlo y le propinó dos puñetazos.

Tras recuperar el bolso, Borja regresó junto a María Jesús para ver cómo se encontraba. Ella iba de camino al trabajo cuando los dos drogadictos la asaltaron. Parece el final de una historia feliz. Un cuento de superhéroes contra villanos. Una historia en la que el bien triunfa contra el mal. Pero Borja, no se convirtió, ni mucho menos, en un superhéroe, al menos para la justicia española.

El día del incidente, Pedro Toro Timeo cayó mal. Sufrió un traumatismo craneoencefálico que le indujo en un coma, y murió en el hospital dos días más tarde.

Cuatro años después de aquel 8 de febrero de 2015, Borja fue condenado a dos años de cárcel y a pagar a los familiares de la víctima una indemnización de 178.000 € (USD 200.000).

La sentencia es firme y el joven no podrá evitar ingresar en prisión. Una decisión que incendió las redes sociales y desencadenó todo un movimiento para exigir el indulto de Borja.

El célebre escritor y periodista español, Arturo Pérez Reverte, no pudo contenerse, y dio rienda suelta a su negra ironía para denunciar la injusta resolución judicial.

"Ahí, ahí. Duro con ellos. Quién le mandaba meterse en problemas, con lo tranquilo que podía haberse quedado mirando, como hacemos casi todos" escribió en su cuenta de Twitter.

Las dos hijas de Pedro Toro Timeo fueron quienes se presentaron como acusación particular inesperada. Las dos fueron abandonadas por su padre hace ya tiempo, sumido él en una batalla perdida contra la delincuencia y las drogas. Eso no impidió a ambas denunciar al veinteañero y exigirle una indemnización de 178.000 euros, aceptada por el fiscal y por el juez.

En la sentencia, el Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga resolvió que Borja cometió "un delito de homicidio imprudente por la ejecución […] de una acción sin la diligencia debida, cual fue propinar dos puñetazos al fallecido, que hubieron de ser suficientemente intensos como para producirle las lesiones que experimentó Pedro (además del traumatismo craneoencefálico, la rotura maxilar del frenillo y de una pieza dental)". 

Poco importó al tribunal que la actuación de Borja buscaba salvar a una mujer a la que golpeaban "sin parar" en la cabeza. Poco le importó la interminable lista de antecedentes penales de Pedro Toro (hurto en marzo de 2014; hurto, resistencia y desobediencia en septiembre y en octubre de 2014; robo con violencia en octubre de 2014, o robo con fuerza en octubre de 2013, entre muchos otros).

Tampoco le importó que las autoridades habían incumplido con la detención de Pedro Toro, a pesar de que así lo había requerido el Juzgado de Marbella, 12 días antes de que el delincuente pateara en la cabeza a María Jesús. Pedro Toro debía estar en la cárcel. Y si hubiera estado en prisión aquella noche, nada de esto habría ocurrido. Sin embargo, toda la culpa, es únicamente de Borja.

"No se observa una necesidad racional de utilizar la fuerza para impedir o repeler la agresión materializada previamente por el fallecido contra un tercero, pudiendo el mismo haber utilizado otros medios o formas para auxiliar", concluye la sentencia.

"Le estaré agradecida toda mi vida"

Más de 5.500 personas ya firmaron una petición en Change.org para exigir el indulto de Borja. Partidos políticos como VOX han pedido también el indulto y piden que le otorguen al joven la Medalla al Mérito Civil (Foto: especial)

Aquel domingo cualquiera, María Jesús se dirigía de camino al trabajo, cuando aparecieron los dos asaltantes. Ella también denunció a Isabel Cano, pero esta ni siquiera ha entrado en prisión.

"No entiendo por qué me seguían pateando en la cabeza si ya tenían el bolso", dijo años después María Jesús, frente al juez de la corte malagueña.

Borja le salvó la vida, porque los dos delincuentes se ensañaron con ella y no dejaron de darle patadas hasta que apareció el joven. "Le estaré agradecida toda mi vida. Se portó muy buen conmigo. Él y las chicas que le acompañaban".

Borja nació a finales de 1992. En unos días, deberá ingresar a prisión. Tiene 26 años. Sus compañeros del colegio británico lo describen como un tío fuerte, guapo y bonachón. Trabaja desde que cumplió la mayoría de edad, y compagina sus empleos con los estudios universitarios de Derecho y Económicas. Le encanta surfear en la playa.

Ahora planea terminar sus estudios en la cárcel. No sabe qué hará con el pago de USD 200.000, porque no tiene el dinero. Eso, sin embargo, parece ahora un problema menor, pues decenas de personas ya contactaron con el despacho de su abogado para realizar donaciones.

En los últimos días, Borja no ha querido atender a los medios de comunicación.

"Sí, me he enterado del apoyo que he recibido. Pero sólo quiero pasar página", dijo a su familia, unas declaraciones reproducidas por el medio español El Mundo.

Cuando le preguntan qué haría si pudiera retroceder en el tiempo, y volver a aquella noche del 8 de febrero de 2015, Borja repasa su sufrimiento, el tiempo en los juzgados, la condena de prisión…

"Ahora, después de lo que ha pasado, no sé si lo haría igual. No sé cómo reaccionaría. Pero sí sé que me costaría muchísimo mirar hacia otro lado. Sé que esto me ha cambiado la vida".