Santo Domingo, RD.- En una fecha como esta, 15 de julio, pero de 1876, falleció en Caracas, capital de Venezuela, el MÁS GRANDE dominicano que hubo, hay y habrá: Juan Pablo Duarte y Díez.

Tras la traición del presidente Pedro Santana Duarte, Sánchez y Mella fueron desterrados a perpetuidad, pero luego el segundo presidente del país, Manuel Jiménez, emitió un decreto revocando la medida y ordenando el regreso de los exiliados por razones políticas.

Después Duarte debió tomar de nuevo el camino del exilio y al enterarse de la anexión a España regresó al país para ponerse al servicio de la causa restauradora.

Al triunfar la Restauración Duarte fue designado con funciones diplomáticas en Sudamérica, pero fue otra especie de exlio. Vivió en la pobreza y tuvo que dedicarse a vender velas en áreas muy pobres de Caracas, mientras envejecía y enfermaba.

Dado los achaques, producto de estas pobres condiciones de vida, el organismo del Padre Fundador de la República se fue desmejorando hasta que falleció el 15 de julio de 1876.

Sus restos fueron traídos al país en la década del 40 y llevados al Panteón Nacional donde estuvieron hasta el 15 de julio de 1976 y con motivo del primer centenario de su muerte, fueron trasladados, junto a los de Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, y depositados en una cripta especial colocada en el centro del Mausoleo Nacional, que se ubica en el Parque Independencia.

¡GLORIA ETERNA AL PADRE FUNDADOR DE LA REPÚBLICA, JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ EN EL 143 ANIVERSARIO DE SU PARTIDA FÍSICA!