Según una versión que circula entre dirigentes danilistas de alto nivel, el presidente Medina tiene decidido ya revelar su determinación de no intentar buscar una nueva repostulación, con lo que pondrá fin al clima de tensiones y crispaciones generados por  los movimientos y rumores en favor de una reforma constitucional reeleccionista.

Conforme esa versión, el pasado miércoles 26 era el día escogido por el presidente Medina para hacer su anuncio al país. Pero el lunes 24, dos días antes, se produjeron los incidentes en el Congreso Nacional,  en la primera de 3 jornadas de movilización “artístico-congresual”, programado por el leonelismo para cerrar el presente tramo de su campaña  “constitucionalista”.

El plan era seguir el martes 25, concluyendo el miércoles 26  con un gran espectáculo artístico y manifestación en los que se presentaría a Leonel Fernández como el campeón nacional del constitucionalismo, “convirtiéndose” en la figura política predominante del momento y proyectándose como el inevitable candidato presidencial del PLD, según su plan.

Leonel campeón del “constitucionalismo” pese a que en 2010, para asegurarse  la posibilidad de volver  a repostularse luego de cumplir 3 mandatos presidenciales casi consecutivos  reformó esa Constitución quitándole el “nunca jamás”, y a que en 2011 usó sus “ingenieros constitucionalistas” y  las cajas con “2,7 millones de firmas” de “respaldo” para procurar seguir en 2012, lo cual su partido le rechazó.

Se asegura que el silencio y la permisividad de Medina ante los movimientos reeleccionistas han sido más bien  parte de la guerra de acoso y derribo que libra con el ex presidente Leonel Fernández, que ha devenido en un pleito de canibalismo político de graves daños para el sosiego nacional y el empuje en que debe concentrarse el país para salir del atolladero social, institucional y de las finanzas públicas en que nos encontramos hoy.

Se dice que el Presidente ha dejado correr las cosas porque si anunciaba temprano su decisión de no repostularse la mayoría de los funcionarios-dirigentes lo dejaría solo, pues en el PLD se cambia de casaca según quien sea el presidente o el posible presidente.

La lucha interna del PLD asumió carácter de canibalismo político porque llegó a un momento en que los dos gallos de la traba morada que son Danilo y Leonel no cohabitan, sobre todo porque  no es por la candidatura presidencial sino por definir cuál de ellos se queda con lo que quede del PLD luego de las próximas elecciones, a  las que el pueblo acudirá con una gran determinación de cambio.

La mejor muestra de la pugnacidad existente queda evidencia el hecho de que este domingo el leonelismo celebra el 110 aniversario del natalicio de Bosch en La Vega, convocado por el presidente de la organización, mientras que el danilismo hará lo mismo en Santo Domingo, a invitación del secretario general, Reinaldo Pared.

Ha de esperarse que en este fin de semana queden  atrás los feos espectáculos del Congreso, que para fines del daño a la imagen internacional del país y al turismo se suma a la muerte de turistas y al balazo a David Ortiz.

Y ha de esperarse también que el Presidente se trascienda a sí mismo y aproveche  la callaíta  –como llamamos en los campos cibaeños a la pausa que hace la lluvia en medio de un fuerte aguacero–  para informarle al país, de la manera que él quiera, su decisión de que no buscará reformar la Constitución.

Ese anuncio creará un ambiente de distensión que le permitirá al Presidente hacerle frente a los viejos y nuevos problemas que acechan el prestigio de su gestión, y contribuirá al sosiego que se requiere para organizar unas elecciones libres, justas y transparentes que libren al país de un tiempo de turbulencia e inestabilidad que no necesitamos.

He sostenido en varios escritos que no es que Danilo no quiera quedarse sino que sólo intentarlo, como le advirtió Luis Abinader el 18 de julio del pasado año, “generaría una situación de desestabilidad y crearía un grave problema de gobernabilidad para el país”.

A Leonel, con  grandes deudas pendientes con el pueblo, que tiene el descaro de volver a presentarse como opción presidencial, hay que dejarlo que corra el albur de enterrarse entre los muertos, como cuando dijo ante el Quirinazo: “dejad que los muertos entierren a sus muertos”.