La ansiedad tiene una explicación científica y se basa en la respuesta de nuestro organismo a cómo nos adaptamos en la evolución. Está regulada por el Sistema Nervioso Autónomo y se dispara cuando nos sentimos amenazados.

Si tomamos literalmente esta definición la ansiedad es una ayuda para la supervivencia, puesto que nos activa ante el peligro, nos ayuda a salir ilesos de episodios inesperados.

Por ejemplo, un accidente de coche en cadena en el que podríamos vernos atrapados.

La rápida y necesaria reacción de cambiar de carril y reducir la velocidad para evitar el choque se debe a la ansiedad.

Podríamos decir que esta es la “ansiedad buena”, la que ejerce un poco el papel de ángel de la guarda.

Sin embargo, existe otro tipo de ansiedad que va apareciendo sin que nos demos cuenta en situaciones que no revisten peligro o que de repente se desencadena en forma de ataque.

La primera se conoce como ansiedad adaptativa y es la que se activa frente a peligros objetivos. La segunda es la no adaptativa y se hace presente en escenarios, situaciones o lugares que no constituyen una amenaza para nuestra integridad física y/o psicológica.

Ansiedad no adaptativa
Existe una gama de síntomas e indicios, de mayor a menor intensidad, que pueden aparecer en determinados periodos de tiempo de nuestras vidas. Pueden surgir primero uno, luego otro y así hasta que su conjunto se convierta en una pequeña bomba nerviosa que puede desencadenar un ataque de ansiedad.

Estas son las principales señales para saber si tienes ataques de pánico:

Creer que cuando tenemos ansiedad nos puede suceder algo malo, como perder el control, desmayarnos o sufrir un ataque al corazón.
Miedo a que aparezcan las sensaciones de ansiedad.
Cuando lo estamos teniendo buscamos ayuda porque creemos que nos puede suceder, puede que incluso hayamos ido a urgencias
Chequearnos en situaciones que nos dan temor, a ver como estamos de ansiedad.
Dificultad para controlar esta preocupación.
Falta de concentración
Taquicardia, sudoración, presión en el pecho
Dolor de cabeza, muscular o estomacal
Problemas de sueño

Ataque inesperado
Cuando a estos síntomas se suman otros y todos ellos incrementan su intensidad es cuando puede aparecer el ataque de ansiedad.

Se manifiesta mediante problemas físicos y mentales como bloqueo emocional, taquicardia, confusión, dificultades respiratorias, hormigueos en las extremidades y mareos.

Cuando uno no sabe lo que significa tener un ataque de pánico, es habitual que la persona sienta que no tiene control, buscando ayuda, sobre todo, la primera vez que se presenta.

Lo hace sin avisar y pilla a quien lo padece desprevenido, sin saber qué le ocurre, lo que incrementa todavía más el malestar físico y la confusión.

Consejos para aprender a controlarlos
A quienes ya lo han padecido alguna vez, a quienes sienten verdadero temor a sufrirlo de nuevo, les dejo estos tres consejos, que contribuirán, además, a una mayor fortaleza mental:

Entiende lo que es un ataque de pánico. Reconcíliate con las sensaciones de ansiedad
La ansiedad está en nuestro organismo para protegernos por lo que aunque es desagradable no nos va a llegar a provocar nada negativo.

Nos ayudará entender que el ataque de pánico viene provocado por cómo nosotros interpretamos las primeras sensaciones de ansiedad, por lo que hay que reconciliarse con ellas y no verlas de manera negativa, sino como una reacción de nuestro organismo .

Si las dejamos estar un rato irán desapareciendo, pero si hablamos con ellas las alimentamos e irán a más.

Cambia pensamientos catastrofistas por realistas
Cuando te aparezca el pensamiento de “me va a pasar algo”, puedes decirte “Bueno ya está aquí la ansiedad, es normal porque me estoy enfrentando a algo que me da miedo, por lo que va a estar conmigo, y durante un tiempo va a ser desagradable, pero no puede hacerme daño.

Está aquí porque cree que estoy en peligro y viene a ayudarme. Si le dejo un tiempo poco a poco irá bajando”

Anota tus sentimientos y pensamientos
Coge una libreta y anota los pensamientos y sentimientos que sufres durante un ataque de ansiedad.

Te ayudará a ver que te dices cuando aparecen las sensaciones y tomar conciencia del papel que tienes en el mantenimiento de los ataques de pánico, por lo que te servirá para entender los cambios que tienes que realizar.

Una última recomendación: si este tipo de ataques se repite busca ayuda profesional para hacer frente al estrés y al pánico. La psicología y sus herramientas te ayudarán a transformar estos episodios negativos en aspectos positivos en tu desarrollo y crecimiento personal.

Fuente: Nosotras