MADRID.- Un equipo de investigadores españoles ha demostrado que el análisis matemático de imágenes tumorales ayuda a entender por qué un cáncer puede ser más o menos agresivo, un hallazgo que por sí solo no supone una cura pero que puede abrir nuevas vías de investigación contra esta enfermedad.

Publicada en la revista Journal of Cancer, la investigación es una colaboración entre los grupos de Rosa Noguera (Universidad de Valencia-INCLIVA y CIBER de Cáncer, CIBERONC) y Luis M. Escudero (Universidad de Sevilla y CIBER de Enfermedades Neurodegenerativas, CIBERNED).

El neuroblastoma es un tipo de cáncer que se origina durante el desarrollo del sistema nervioso y que afecta mayoritariamente a niños menores de 18 meses.

De hecho, es el tumor sólido más común en la primera infancia y pese a las grandes mejoras en la tasa de curación para otros tumores pediátricos, la tasa de supervivencia en pacientes con neuroblastoma no es ni mucho menos satisfactoria, explica un comunicado del Consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER).

Hay evidencias claras de que el entorno que rodea y da soporte a las células tumorales (la matriz extracelular), participa de forma importante en la iniciación y en la progresión tumoral.

Este entorno está formado por una red de fibras y fibrillas que según su densidad y cómo estén conectadas darán mayor o menor rigidez al microambiente tumoral.

Por eso es importante conocer cómo las células tumorales se relacionan con la matriz extracelular y cómo las fibras y fibrillas se organizan, algo que no es fácil.

Para el estudio, los investigadores han combinado el análisis de imágenes de muestras biópsicas tumorales de pacientes afectos de neuroblastoma, con nuevos procedimientos matemáticos (Teoría de Grafos) que han permitido cuantificar cómo se organizan las fibrillas de vitronectina (una proteína que se encuentra abundantemente en el suero, la matriz extracelular y el hueso).

La conclusión de este complejo estudio es bastante más simple: el grado de organización de la vitronectina, está relacionada con la agresividad del tumor y podría utilizarse para clasificar a los pacientes antes de un posible tratamiento.

El estudio sugiere que la vitronectina puede cambiar la rigidez del entorno de las células tumorales y que en los casos más graves, guía a los neuroblastos cancerosos permitiendo que invadan otros órganos y generando metástasis.

Es decir, los cambios provocados por una determinada organización de la vitronectina pueden formar unas “vías” que ayudarían a que el tumor migrase, con los graves perjuicios que esto ocasiona.

Aunque es investigación básica, el estudio abre una posible nueva forma de combatir este cáncer puede basarse en modificar la organización de la vitronectina y así hacer los tumores menos agresivos.