Señores, la soberbia del vocero de la Presidencia, Roberto Rodríguez Marchena no tiene límite, con su desafortunada e infeliz respuesta a la Iglesia Católica, luego del Sermón de las Siete Palabras, del viernes santo, donde en un mensaje sin desperdicios, los sacerdotes lanzaron dardos contra un sector que busca perpetuarse en el Poder "pisoteando una vez más la Constitución", según sus propias palabras.
En lugar de mantener silencio como aconsejaba el momento, este funcionario defensor de la reelección, para seguir disfrutando de las mieles del Poder y amamantado solo la vaca, ha señalado a través de su cuenta de Twitter, la alegada reducción en los miembros de la Iglesia, tratando de justificar, una gran verdad bien conocida por la población, que solo ha sido refrendada por los sacerdotes.
Una cosa no tiene nada que ver con la otra. La gran verdad de la Iglesia no puede ser empañada jamás con lo dicho sin ningún sentido por Marchena, que no guardó la compostura.
Y sus palabras desbocada y sin lógica, solo sirven para comprobar una vez más que tienen razón quienes sustentan el criterio de que la República Dominicana se encamina a una dictadura del Gobierno encabezado por el presidente Danilo Medina, que contando con el respaldo de los grandes poderes de la Nación, quiere intentar seguir en el Poder mediante una modificación constitucional que no quiere el país.
Pero además de eso, Marchena, el Presidente de la República y otros de sus séquitos, quieren violentar los reglamentos internos del propio Partido de la Liberación Dominicana (PLD), donde el mandatario se comprometió con la dirigencia de esa organización a no optar por un nuevo mandato en los comicios de mayo 2020.
Y pretenden también desconocer los sentimientos de una inmensa mayoría de peledeistas, quienes han expresado su preferencia por un candidato contrario a Danilo Medina.