Punta Catalina vista desde el exterior

Por Frank Segura
Ingeniero Químico y Comunicador residente en España


Recientemente inició operaciones la Central Termoeléctrica Punta  Catalina, una de las obras más controversiales que se han levantado en la República Dominicana, que representa gran interés para el desarrollo  de nuestro país.

Más allá de las disputas legales que envuelve a la constructora Odebrecht, las cuales se ventilan en los tribunales internacionales y  nacionales, debemos también poner atención al positivo impacto que supone la adición de 752 megavatios a nuestro sistema eléctrico, supliendo a bajo costo aproximadamente un tercio de la demanda, que 
asciende a 2,200 megavatios.

Durante décadas, la crisis en el sector eléctrico ha sido uno de los principales problemas que afecta nuestra población, con molestosos apagones que dejan a oscuras barrios y ciudades, haciéndoles, por demás, 
en extremo vulnerable ante la delincuencia y la criminalidad. Pero  también afecta sensiblemente el desarrollo nacional, disminuyendo la competitividad de nuestras empresas y el tejido productivo en general. 
Sencillamente, es imposible plantearse el progreso de nuestro país sin un servicio energético eficiente al alcance de todos.

Recordamos que pasados gobiernos han firmado contratos con generadores eléctricos que han resultado lesivos para el país, haciéndonos pagar una energía eléctrica cara, con precios variables que superan incluso los 30 
centavos de dólar por kilovatio/hora, y desangrando las arcas del Estado, que debe subsidiar la tarifa eléctrica, siendo este monto superior a RD$18 mil millones solo en el año 2018.

Sin embargo, Punta Catalina generará electricidad a un costo de 7 a 8 centavos de dólar el kilovatio/hora, según las diferentes publicaciones oficiales, utilizando como combustible el carbón mineral. Los críticos de la obra cuestionan la decisión del Gobierno de utilizar este método de generación afirmando que está en desuso, en lugar de apostar a las fuentes de energía renovable.

Debemos entender que lo prioritario es garantizar urgentemente el suministro nacional de energía, siendo las termoeléctricas a carbón mineral una alternativa económica y práctica para ello, debiéndose 
asegurar la utilización de tecnología que reduzca al mínimo sus efectos contaminantes.

Asimismo, proponemos que parte del ahorro económico que supondrá el funcionamiento de Puta Catalina para el Estado sea destinado al más amplio plan de reforestación que se haya realizado en todo el territorio 
dominicano, con especial atención a la región sur, como forma compensatoria a la emisión de gases de efecto invernadero.

Hoy en día, el carbón mineral es uno de los combustibles más utilizados para la generación de electricidad. En España este combustible sólido representa la tercera fuente de energía (17%) del total, detrás de la 
energía nuclear (23%) y la eólica (19%). En Estados Unidos representa el 40% y en China el 75% de la energía que se produce; por lo que criticar su uso en nuestro país es inapropiado, máxime cuando solo aportamos el 
0.00025% de la emisión mundial de CO2, según reportes del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio de la República Dominicana.

Los países desarrollados en primer término han garantizado el suministro  eficiente de energía y luego paulatinamente impulsan cambios en su matriz de generación eléctrica, haciéndola menos dependiente de los 
productos derivados del petróleo y reduciendo los contaminantes al medio ambiente.

Aunque con tendencia a la baja estos últimos años, la inversión inicial  para la instalación de centrales de energía renovable continúa siendo mucho más alta que la convencional. Además, se ha valorado que no es conveniente depender de estas fuentes para la solución de la crisis eléctrica, ya que la variación de nuestro clima incidiría negativamente.

Métodos de generación a través de hidroeléctricas, huertos solares, centrales de biomasa y parques eólicos, se verían afectados por la sequía, nubosidad, tormentas, y demás fenómenos meteorológicos que constantemente amenazan a Quisqueya.

Así las cosas. Lo más recomendable es que con la puesta en marcha a toda  capacidad de Punta Catalina y se limiten las interrupciones eléctricas,  el Gobierno dominicano aumente las facilidades al sector privado, para 
el desarrollo de nuevas instalaciones de generación de energía  renovable, impulsando la diversificación del suministro eléctrico, ya  que debemos tener en cuenta que la demanda se incrementa todos los años 
alrededor de un 7% (más de 100 megavatios).

Ésta y no otra es la hoja de ruta correcta, para erradicar de forma definitiva los apagones en la República Dominicana, garantizando el  suministro a corto y mediano plazo.