(Nelson Marte).  Al defender en su columna de hoy la determinación del grupo peledeísta del presidente Danilo Medina de imponerle al país las “abiertas”, el vicecanciller César Medina vuelve a incurrir en un yerro que acentúa mis dudas sobre si al talentoso comunicador no le pudiera estar fallando el güiro o como yéndosele la guagua, de a veces.  

Miren el manejo que don César atribuye al presidente Medina sobre la aprobación de las “abiertas” en el Senado: está actuando, dice el César,  con “notable inteligencia” en esta “jugada política” de “altos vuelos”.

Provocar que en su editorial  “¿Qué buscan?” El Caribe escriba hoy que “Una ley electoral hecha a la medida de quienes detentan el poder puede resultar un peligro para el sistema democrático”, ¿es acaso eso “notable inteligencia”?

Invitar a que el Hoy, también en su editorial de hoy subraye que “La eventual aprobación de una ley para regir a los partidos políticos que carezca del respaldo consensuado del espectro partidario, afectaría sensiblemente el ejercicio democrático”, ¿eso una hábil “jugada política”?

Incitar a que desde los puntos de vista jurídico, de orden público y seguridad nacional -que nadie había ponderado- el reconocido abogado y político Vinicito Castillo Semán subraye que las “abiertas” darían lugar a que con el poder de su dinero delictuosamente habido, el crimen organizado y el narcortráfico masifiquen su influencia en la política, ¿muestra eso navegar en “altos vuelos”?

Motivar el grupo senatorial del Presidente que al rechazar la arbitraria aprobación del senado, el influyente obispo de Baní, monseñor Víctor Masalles, declare que: “No me imagino en la Iglesia católica que sean los protestantes o los rabinos los que tengan que decidir y definir quién es el que va a ser o a llevar. Así que no hay duda que estas instituciones tienen que definir sus propios destinos”. ¿Es eso una genialidad política del Presidente?

Empujar el grupo senatorial del Presidente, con esa acción unilateral, a que como informa El Día, los bloque s de diputados del PRM y del PLD-Leonel hayan decidido operar unidos para impedir en ese hemiciclo, tan bárbara imposición, ¿es evidencia de astucia?

Aprobar unas “abiertas” que en la víspera fueron rechazadas de cuerpo presente por el Conep, no en una declaración de prensa sino en una formal visita al presidente de la Cámara de Diputados, declaración que corona las de casi todas las organizaciones de la sociedad civil, eso, don César, ¿puede ser insinuado, siguiera, como evidencia de inteligencia?

Cómo puede ser considerada esa imposición obra de “notable inteligencia”, o “jugada política de altos vuelos”, cuando no es ni siquiera oportuna,  pues se produce cuando recién se conocen los resultados Gallup-Hoy, en los que el pueblo reprueba el mal juicio del gobierno (78.3% dice que lleva al país por rumbo equivocado).

Cuando la mayoría afirma que el gobierno del PLD los ha decepcionado (73% afirma su situación personal estará igual o peor al final de la gestión; que la mayoría está frustrada y desesperanzada con la gestión morada (un 68% expresa que el país está estancado o en decadencia y el 73.6%  asegura que en este gobierno hay más o igual cantidad de pobres que antes.  

Esa arbitraria imposición se produce en momentos en que los resultados Gallup-Hoy constituyen un réquiem para la popularidad del gobierno del PLD, y cuando Reynaldo Pared Pérez, Francisco Javier García,  Temístocles Montás, José Ramón (Monchy) Fadul  y el sociólogo Ramón Tejada Holguín no pueden volver a hacer una rueda de prensa, como la del 2 de febrero de 2016, para emplazar a Gallup a que repita su estudio y les ponga los números que a ellos les gusten.

 

 

 

 

Y Reinaldo, Francisco Javier, Temo, Monchy y Ratehol no podrán dar curso esta vez aquella exigencia porque aunque de ello no hace tanto tiempo, mucha agua ha corrido bajo el puente ...y quien lo dude,  que le pregunte al Temo.   

Yo a don César, con quien en temas políticos casi nunca estoy de acuerdo, le saco su comida aparte por su talento como excelente escribidor de columnas periodísticas y comunicador. 

Por eso me apena tanto, y lo digo de corazón, verlo incurrir en yerros tan de a bulto que, dije antes, me lo muestran como si me le estuviera fallando el güiro, o de a veces yéndosemele la guagua.

Por más que le cuenten a don César, la forma de ayudar al Presidente es diciéndole lo que hay, y aconsejándole que se olvide de todo cuanto no sea concertar con la oposición y la sociedad los grandes temas pendientes, que contribuyan a mejorar lo que le queda de gobierno,  y prepararse a entregar tranquilo a su sucesor el 16 de agosto de 2020.

Es lo que conviene al país, a él y a su familia y hasta a su propio partido... lo demás, “abiertas” incluidas, es monte y culebra.