Mauricio (CNN) - Dentro del Mercado Central de Port Louis, frutas del dragón rosadas se exhiben al lado de chirimoyas moradas, frente a cajas de jengibre, cebollas rojas y especias molidas.
Es una muestra que abarca productos de todo el mundo, que llegaron en los barcos de vela que trajeron a colonizadores, esclavos y sirvientes a la Isla de Mauricio, en el Océano Ãndico.
“Es un crisol cultural, curry de la India, fideos de Chinaâ€, dice Linzy Bacbotte, cantante de la Isla de Mauricio y defensora de la cultura Creole. “Todas las especias son muy coloridas. Y si quieres un pasabocas, trata con el pescado frito. Es deliciosoâ€.
A ella también le gusta una bebida llamada alouda, una especie de malteada con bolitas de tapioca, endulzada con siropes de varios sabores.
Pero Mauricio es uno de esos lugares en los que nunca está lejos la abundancia de pasabocas.
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Los ingredientes que componen los distintos platos de Mauricio pertenecen a distintas culturas del mundo y llegaron en los barcos de vela que trajeron a colonizadores, esclavos y sirvientes.
Crisol de sabores
La comida está en todas partes, pueden ser vendedores de dhal puri (lentejas de la India) que ofrecen bocados de curry envueltos en un roti (pan de la India, muy consumido en ese paÃs y en Pakistán, Nepal, Sri Lanka y Bangladesh), cazuelas humeantes de biryani (plato de arroz tÃpico de la cocina india, que mezcla arroz basmati, carne o vegetales, yogur y especias) o guayabas chinas que caen de los árboles que hay en la carretera.
Durante los fines de semana, decenas de mercados de alimentos se levantan en toda la isla, en playas y calles donde se venden chutneys (conservas), jugo de caña de azúcar o dim sum (plato de China, que se suele servir con té).
Al principio, no habÃa comida tÃpica de Mauricio, aparte de lo que tenga que ver con comer dodos. La isla Mauricio estaba despoblada cuando los portugueses la encontraron durante sus primeros viajes a través del Océano Ãndico.
SabÃan de ella por navegantes árabes, que la llamaban Dina Arobi, o Isla Abandonada en un mapa de 1502. Los portugueses tampoco se quedaron allÃ. Los holandeses lo intentaron y le dieron todo a la isla, salvo su nombre, que recibió luego para honrar al prÃncipe Mauricio de Nassau, en 1598. 1 de 7 | La Isla de Mauricio es un crisol cultural repleto de sabores y mercados en los que las frutas del dragón rosadas se exhiben al lado de chirimoyas moradas, frente a cajas de jengibre, cebollas rojas y especias molidas. En las siguientes imágenes te invitamos a antojarte con las delicias que se cocinan en esta pequeña isla del Océano Ãndico. 2 de 7 | Los ingredientes que componen los distintos platos de Mauricio pertenecen a distintas culturas del mundo y llegaron en los barcos de vela que trajeron a colonizadores, esclavos y sirvientes hace varios siglos. 3 de 7 | En la Isla de Mauricio es muy fácil cruzarse con un puesto callejero en el que se consigue pescado frito, curry de la India o fideos de China. También hay una bebida muy popular llamada alouda, una especie de malteada con bolitas de tapioca, endulzada con siropes de varios sabores. Pero el reciente interés por explorar las tradiciones Creole ha permitido que los platos de Mauricio se conviertan en alta cocina. 4 de 7 | En Mauricio, la mejor comida es siempre la que se hace en las cocinas de los hogares, un importante lugar de reunión en un paÃs en el que, a pesar de su reputación como destino de vacaciones, en las tardes las calles se quedan vacÃas pues las familias se reúnen para comer. 5 de 7 | Para algunos, el secreto de la deliciosa cocina mauriciana es prepararla con suficiente anticipación. Eso significa combinar varias especias mucho tiempo antes para que las carnes puedan marinarse lo suficiente para absorber todos los sabores. 6 de 7 | El 'dhal puri' (un plato de lentejas de la India) es muy popular en los puestos de comida callejera y en los mercados de la Isla de Mauricio. Se sirve en un 'roti', tÃpico pan de la India, muy consumido en ese paÃs y en Pakistán, Nepal, Sri Lanka y Bangladesh. 7 de 7 | Durante los fines de semana, decenas de mercados de alimentos se levantan en toda la isla, en playas y calles donde se venden 'chutneys' (conservas), jugo de caña de azúcar o 'dim sum' (plato de China, que se suele servir con té).
De manera sucesiva, los gobiernos coloniales francés y británico convirtieron a la isla en una más de sus plantaciones, llevando esclavos de varios lugares de Ãfrica y contratando a sirvientes de Asia del sur. Luego llegaron migrantes voluntarios, incluyendo una considerable comunidad china.
Y aunque algunos platos siguen estando separados, las cocinas de todos esos lugares también se mezclaron, asà como lo hicieron sus idiomas en un Creole diferente.
Antes, los restaurantes locales tendÃan a separar las distintas cocinas de la isla, en menús europeos, de la India o de China. Pero el reciente interés por explorar las tradiciones Creole ha permitido que los distintos platos de Mauricio también se conviertan en alta cocina.
Los restaurantes más lujosos de los hoteles suelen incluir varios tipos locales de curry en sus menús y lugares patrimoniales como la Casa Eureka tienen restaurantes dedicados a presumir de su cocina.
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Hecha con amor
Por supuesto, la mejor comida es siempre la que se hace en las cocinas de los hogares, un importante lugar de reunión en un paÃs en el que, a pesar de su reputación como destino de vacaciones, en las tardes las calles se quedan vacÃas pues las familias se reúnen para comer.
Para los visitantes que no tengan invitación, la recomendación es ir a Chez Tino. AllÃ, Marie Anne Lacour cocina tal y como se lo enseñó su madre, usando ingredientes frescos del mar y tradiciones ancestrales.
“La cocina mauriciana está hecha con amor, con conocimientoâ€, dice Lacour. “Ponemos todo en nuestra comidaâ€.
Ella comenzó con un modesto negocio llamado taba-j, que se instalaba en distintas calles y en el que hacÃa almuerzos rápidos y pasabocas. Luego se convirtió en un bar y, finalmente, en un restaurante en la ciudad de Trou d'Eau Douce.
“No fui a una escuela de cocina. Aprendà todo lo que sé cocinando con mi madre. Pero no lo hago exactamente de la misma manera, le agregué algunos toques personalesâ€.
Es fácil pasarse cuando se conduce buscando Chez Tino, porque parece como cualquiera de las otras casas de la calle. Se entra por un garaje y por una serie de escaleras, asà que se siente como si uno entrara en una casa de familia.
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Recetas que se heredan
Por un tiempo, Lacour vivió con su familia abajo del restaurante, donde servÃa a los clientes en una terraza que da sobre la isla privada de ÃŽle aux Cerfs.
Ahora, su negocio está en todo el edificio, y este ha crecido tanto que ya incluye seis lanchas y un catamarán que sus hijos alquilan para viajes en los que se pueden hacer asados en la playa. Sus hijos trabajan en la cocina o llevan a los pasajeros en paseos en bote.
Su especialidad es la comida de mar, sobre todo los langostinos. Prepara un plato de mariscos que podrÃa alimentar a una familia entera, con moluscos, calamares y cualquier pescado que traigan las embarcaciones ese dÃa. Su curry de pulpo es tierno y sabroso. Le va tan bien que los pescadores le llevan a ella primero lo que consiguen.
“Mi madre trabajaba, pero siempre nos hacÃa pescado en casaâ€, dice Lacour, y eso podÃa significar pescado frito, asado o preparado con curry.
Pero en un paÃs con pocas tierras para el pastoreo, el pollo también juega un papel importante en la comida local.
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Para Lacour, el secreto de la deliciosa cocina mauriciana es prepararla con suficiente anticipación. Ella combina sus especias mucho tiempo antes para que sus carnes se marinen lo suficiente para absorber los sabores.
“Esa es la principal diferencia entre el curry de la India y la cocina de Mauricio. El curry de la India es muy picante. En Mauricio, es una cuestión más de saboresâ€.
Pero sobre todo, dice, “se trata del amorâ€.
Griffin Shea es un escritor que vive en Johanesburgo (Suráfrica), donde también dirige Bridge Books, una librerÃa independiente en un viejo edificio bancario.Â