Dos expresiones populares disciernen sobre la real o falsa honestidad; sobre lo verdadero y lo aparente; sobre la diferencia entre el dicho y el hecho. 

Aunque de urdimbre femenina, previenen a quien aspire a ser líder inteligente y perdurable: 1) Si te agachas, que no se te vea el refajo, y 2) La mujer del César no sólo tiene que ser honesta, sino aparentarlo. Parece que estas frases no figuran, pese a su importancia, entre lo que Miguel Vargas Maldonado ha aprendido en su riesgosa carrera político-empresarial (en la que no se sabe qué es más importante: si el ideal sublime o el vil metal).